"Veníamos por una felicidad y nos han quitado una vida". Las palabras de Fernando, uno de los siete hermanos de Rocío Cortés Nuñez, resumen el sentimiento de la familia. La joven de 25 años murió aplastada por un ascensor pocas horas después de dar a luz a su tercera hija.
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La alegría de la familia por la llegada de Triana, el domingo en el Hospital Nuestra Señora de Valme en Sevilla, se convirtió en tristeza por una tragedia inexplicable. Luego de la cesárea, trasladaron a la mujer en la camilla y la subieron al ascensor; éste arrancó antes de tiempo y le aplastó la cabeza.
Los bomberos tardaron más de dos horas en retirar el cuerpo de Rocío. Su beba, que iba con ella en la camilla, resultó ilesa. Su esposo y pareja desde la adolescencia, José Gaspar, deberá criar solo a sus otras dos hijas, Carmen y Rocío, de cuatro y cinco años.
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"Estoy hecho un trapo", expresó el marido de la mujer al diario ABC de España. "Esto no puede quedar así. Hoy ha sido Rocío pero mañana puede ser otra persona", manifestó. La familia de la víctima presentó una denuncia y la Justicia investiga por qué falló el ascensor. Según las autoridades del hospital, lo habían revisado por última vez el 12 de agosto.
Sin embargo, los allegados a la joven afirmaron que "estaba sufriendo averías desde hacía un mes".