La ejecución fue observada por una multitud enardecida. Un policía le disparó cuatro tiros con su fusil. Antes de ese terrible final, la justicia lo encontró culpable de haber abusado sexualmente de una menor y de haberla matado.
El condenado a muerte tenía 41 años de edad. Primero lo trasladaron atado adelante de la gente que pedía la ejecución. Lo tiraron al suelo y lo mataron.
Entre la gente estaban los familiares de la niña violada. "Este es el primer día de mi vida, ahora ya me puedo relajar", dijo Yehia al Matary, el padre de la niña que fue secuestrada el 27 de junio por Al Magriby.
Este tipo de fusilamiento se hace en público cuando el crimen afecta a los sentimientos del pueblo. El último caso registrado en Saná ocurrió en 2009.
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