Los presidentes de Uruguay y Paraguay señalaron el desequilibrio del discurso dominante. Lo que no dijeron Lula ni Alberto y se atrevieron a señalar Luis Lacalle Pou y Mario Abdo Benítez.
Por cierto, las denuncias de dirigentes del PRO y el riesgo de protestas de exiliados venezolanos aportaron lo suyo. Pero también es posible que, soterradamente, Lula haya desalentado la participación de los dictadores de Venezuela y Nicaragua en la cumbre de la CELAC.
Admirada en su país y en el mundo, la joven primera ministra de Nueva Zelanda anunció que deja el poder porque “ya no tengo energía” para ejercerlo. Una muestra más de su excepcionalidad en la política.
Llevaba más de 30 años prófugo, pero dirigiendo la legendaria y paradigmática organización mafiosa. La captura de Messina Denaro es un hecho histórico, pero no marca el final del crimen organizado en Italia.
Las postales de lo que dejó el asalto a los símbolos edilicios del Estado de Derecho muestran un fuerte deterioro en la imagen de Jair Bolsonaro y un fortalecimiento de Lula da Silva, el presidente que se pretendía derrocar.