Los miembros del trío de regímenes autoritarios de izquierda en Latinoamérica han sido noticias por diferentes razones, aunque vinculadas por lo que las emparenta.
En el mismo puñado de días, encabezaron portadas en el mundo las dictaduras que imperan en Cuba, Venezuela y Nicaragua.
El régimen castrista hoy encabezado por Miguel Díaz Canel es noticia por la dureza del ajuste económico que está aplicando para disminuir un déficit estratosférico. Como dato de ese ajuste, basta decir que los precios de los combustibles aumentaron con un solo decreto casi el 500 por ciento. Mientras, la comida ha comenzado a escasear y la población describe una situación socio-económica calamitosa.
Por cierto, la sociedad cubana ha vivido siempre en una austeridad que linda con la pobreza aguda. También ha pasado por periodos en los que las carencias se volvieron insoportables, como el llamado “Período Especial” que aplicaron Fidel Castro y su hermano Raúl cuando la desaparición súbita de la Unión Soviética dejó a la isla sin el subsidio que recibía de la potencia comunista y que incluía combustible gratuito.
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La diferencia con lo que está ocurriendo ahora es que, por primera vez, el régimen se ha visto obligado a solicitar a la ONU asistencia alimentaria. Fidel se retorcerá en su tumba ante el nivel de bancarrota al que ha caído el socialismo que él impulsó y que sólo funcionó, aunque plagado de carencias, cuando estuvo subsidiado, primero por la Unión Soviético y luego por el petróleo venezolano que Chávez le enviaba casi gratuitamente y con derecho a exportar para obtener ganancias.
Ahora y siempre desde que Estados Unidos aplicó el embargo comercial, el régimen castrista tendrá ese chivo expiatorio para culpar de semejante empobrecimiento. Igual que países africanos azotados por hambrunas y que comunidades de refugiados o pueblos arrasados por guerras, Díaz Canel está solicitando más ayuda asistencia alimenticia a organismos internacionales. El Programa Mundial de Alimentos ya envió a la isla 144 toneladas de peche en polvo, pero Cuba está solicitando más. Una señal que ni Fidel ni Raúl querían dar sobre la languideciente económica.
En el mismo puñado de días, la Corte Penal Internacional de La Haya rechazó la apelación del régimen de Nicolás Maduro y anunció que continuará investigando masivas violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela. Y agravando su falta de credibilidad, Maduro anunció que abandonaba los acuerdos de Barbados para imponer un “acuerdo electoral” alcanzado con los partidos financiados por el régimen para que atomicen el voto opositor y lo mantengan en el poder.
Casi al mismo tiempo, se hizo público el informe elaborado por un equipo de expertos que realizó una pormenorizada investigación sobre la situación de los Derechos Humanos en Nicaragua, y concluyó en que el régimen de Daniel Ortega ha cometido crímenes de lesa humanidad.
Tres noticias de lo que ya se sabe sobre esos tres autoritarismos, pero nunca deja de sorprender. Y de espantar.