La muerte de Thiago dentro de un freezer sigue llenándose de preguntas que buscan respuesta. Hoy, la balanza de la justicia se equilibra en dos platos. En uno está la hipótesis de que Thiago murió por un accidente tras una travesura en una noche de calor extremo.
En el otro plato, la participación de un tercero que llevó a Thiago a una muerte horrenda. Esa balanza en manos de la fiscal Claudia Palacios, hasta el momento se inclina hacia la muerte accidental. Las pruebas de las que hoy dispone la fiscal la sitúan en esa escena.
La abuela de Thiago
La escena es la humilde casa de la familia en la calle 28 de Julio de al 3700 de barrio Panamericano. En esa casa convivían Thiago, su mamá, su abuela y su bisabuela en la planta baja. En la planta alta vive la familia del hermano de la madre de Thiago. Esa noche, como siempre y sobre todo en estos días que la familia estaba atravesada por algunos casos de dengue, la abuela de Thiago pasó por arriba para ver cómo estaban todos.
En la planta baja, la madre de Thiago permanecía acostada en su habitación dolorida y con medicación. Era la última noche de calor extremo de la semana pasada y Thiago había estado jugando al futbol afuera. Ni la madre, ni la abuela que estaba en la planta alta, lo vieron regresar acalorado. Tampoco lo habría visto la bisabuela de Thiago que descansaba en el único dormitorio con aire acondicionado de la casa.
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Recién entrada la medianoche de un calor insoportable, que la familia Jaime nunca olvidará, la abuela bajó al comedor porque escuchó un ruido de motor que le llamó la atención. Al bajar y prender la luz vio el freezer horizontal que no se usaba desde las Fiestas. El freezer quedó ahí siempre cubierto con una frazada como siempre trataban de protegerlo de rayaduras.
Arriba estaba la mochila de Thiago. Algo que también solía dejar ahí el niño al entrar a la casa. Para enchufar el freezer se necesita una extensión de corriente y esa prolongación era la “zapatilla” múltiple enchufe que siempre usaba Thiago para conectar su celular. La abuela nunca imaginó lo que iba a encontrar al abrir el freezer.
La bisabuela de Thiago
A la mañana siguiente de esa madrugada trágica un grito de dolor se esparció ante los cronistas que cubrían la muerte de un niño en un freezer. Desde la casa, el dolor aumentaba cuando la bisabuela de Thiago no pudo soportar la noticia que escuchó al despertar. La mujer se acababa de enterar que su bisnieto preferido esa noche no durmió con ella disfrutando del aire acondicionado. La señora murió en brazos de su hija y de su hijo.
Claudia Jaime doblaba su duelo: había encontrado muerto a su nieto y ahora su propia madre moría con la noticia. José Jaime, por primera vez se quebraba en un dolor que lo llevó a semejante shock que hoy lo mantiene internado en una clínica privada para la atención de la salud mental. Es un hombre de unos 60 años que viajó de España, donde vive desde más de una década. Hace diez meses permanece en Córdoba para estar justamente más cerca de la madre. Es el hombre que la familia de Thiago colocó en el plato de la balanza donde van las sospechas. La abuela y la madre de Thiago pidieron al penalista Carlos Nayi que las represente como querellantes para poder exigirle a la fiscal Palacios que se investigue el rol de este familiar en la muerte hasta ahora catalogada “de etiología dudosa”.
El tío abuelo de Thiago
La mala relación de José Jaime con Thiago se remonta a diez años atrás. Fue cuando en uno de sus viajes de regreso de España, el hombre acusaba a su sobrina Belén de ser “mala madre y descuidada”. Al niño lo trataba, según cuentan de “negro de m…” y “destructor”. Dice Claudia que su hermano nunca pudo soportar que Thiago fuera el preferido de la bisabuela.
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Esa relación tensa se siguió acentuando con un Thiago adolescente y travieso, ahora en este viaje de José Jaime a Córdoba. Ahora, el hombre está internado en una institución mental. Cuando los médicos lo autoricen ya tiene una invitación de la fiscal. Lo quiere en su despacho para ver qué tiene para decir de las sospechas que le dirigen su hermana (abuela de Thiago) y su sobrina (madre de Thiago).
La muerte de Thiago
Las pruebas que inclinan la balanza de la fiscal hacia el accidente son el testimonio de padres de amiguitos de Thiago. Lo habrían escuchado al niño ufanarse de refrescarse en el freezer los días de calor. La zapatilla que conectaba el freezer era de uso exclusivo de Thiago. Iba por toda la casa conectado su celular de batería endeble. Una autopsia que, si bien no define una causal de muerte, descarta signos de violencia previos o posteriores. En la fiscalía la manta que cubre el freezer no sería un signo de participación de un tercero porque el niño podría abrir el freezer y la manta y la mochila se podría haber desplazado contra la pared sin caer al piso.
Las grandes sospechas que representa Carlos Nayi son y se encierran en un elemento que aún no aparece: el celular de Thiago.