Si Israel no estuviera detrás de la explosión simultánea de cientos de beepers que recientemente Hezbolá había adquirido, desembarcado y repartido entre los miembros en sus estructuras política y militar, entonces se estaría ante una falla de fábrica inédita y trágica. Nunca antes las baterías de litio de todos los Pager (localizadores de personas también conocidos como beepers) de un lote completo, se habían recalentado y estallado casi al mismo tiempo. Sería muy extraño que eso hubiera ocurrido, aunque no se pueda descartar totalmente.
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También sería extraño que algún aparato de inteligencia, con gran nivel de sofisticación tecnológica, haya logrado hacer estallar de manera remota los aparatos, que son portátiles y cuyos usuarios llevan enganchados en el cinto o en algún bolsillo del saco o del pantalón. Entra una y otra hipótesis, resulta más concebible que agentes de un servicio de inteligencia particularmente dotado para las operaciones complejas, haya podido localizar el lote comprado por Hezbolá e intervenido cientos de esos dispositivos para poder hacerlos estallar remotamente. Parecen misiones imposibles, pero siendo Israel el Estado con el que está en guerra Hezbolá, resulta más verosímil un golpe maestro de sus aparatos de inteligencia, que una falla de fábrica en un lote completo de buscadores de personas.
Tanto el Mossad (inteligencia externa) como el Shin Bet (inteligencia interna) han realizado operaciones de inmensa sofisticación y complejidad. El nivel tecnológico de que manejan los organismos de inteligencia y también las Fuerzas de Defensa de Israel, parece confirmar que si los beepers comenzaron a estallar simultáneamente matando a más de una decena de personas y causando heridas graves y heridas leves a otras miles, es porque los israelíes los hicieron detonar.
Israel no es el único enemigo de Hezbolá, pero es el principal enemigo. Los demás son enemigos periféricos, mientras que la destrucción del Estado israelí y la expulsión de los judíos “desde el río (Jordán) hasta el mar”, es el leitmotiv de esa organización político-militar de la comunidad chiita del Líbano.
Hasta la incursión israelí que llegó hasta Beirut en 1982 para sacar de allí a Yasser Arafat y a los fedayines de la OLP, la única milicia chiita del Líbano era Amal, liderada por Nabih Berri y abocada totalmente a la guerra civil libanesa. Pero aquella operación comandada por el general Ariel Sharon, tuvo como consecuencia el surgimiento de Hezbolá, cuyo objetivo principal es la destrucción de Israel.
De haber sido los israelíes ¿cuál era la consecuencia buscada, además por cierto de herir y matar a cientos de yihadistas y miembros de la estructura política de Hezbola? Seguramente, el objetivo principal está más de los daños causados y es de carácter estratégico: aterrorizar a los miembros de Hezbolá, a los chiitas libaneses y a los libaneses en general, imponiéndoles la sensación de que en cualquier momento, circunstancia y lugar, pueden ser alcanzados por los israelíes.