La insólita e inédita pelea verbal ocurrida y transmitida en vivo y en directo desde el despacho presidencial de la Casa Blanca, tiene varias dimensiones de interpretación.
En la dimensión ética, lo que se ve es una emboscada de Donald Trump y su vicepresidente JD Vance, a Volodimir Zelenski. La primer debacle moral del gobierno norteamericano se vio semanas atrás, cuando le exigió a un país aún invadido y en guerra que le devuelva los cientos de miles de millones de dólares que le dio “el estúpido Joe Biden” en armamentos y financiación para resistir la invasión de su gigantesco vecino. ¿Cómo pagaría un país arrasado por una conflagración aún en marcha? Con sus tierras raras.
Zelenski viajó a Washington para firmar el acuerdo que concede a Estados Unidos el acceso a esas cuencas mineras de altísimo valor estratégico, pero la condición es que a cambio, Trump comprometiera el resguardo norteamericano a la seguridad de Ucrania.
¿Eso era faltarle el respeto a Estados Unidos? ¿Es una desmesura que el gobernante de un país pequeño, invadido por un ejército inmensamente más grande en cantidad de efectivos, que además incorporó más de diez mil efectivos norcoreanos, reclame garantías que disuadan a Vladimir Putin y su belicismo expansionista a seguir adelante en la conquista de Ucrania? Si Churchill, Roosevelt, Truman, Adenauer y De Gaulle vivieran, responderían en coro “No”.
Lo que parece haber ocurrido en la Casa Blanca es que Trump había tendido una emboscada para que el presidente ruso viera a Zelenski siendo humillado ante el mundo. Lo que no calculó el presidente norteamericano es que el líder ucraniano reaccionaría, se defendería y les respondería como lo hizo.
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El plan del magnate neoyorquino apuntaba a regalarle a Putin una capitulación de Ucrania transmitida en vivo y en directo, haciéndolo aceptar que la asistencia militar norteamericana se convirtiera en una gigantesca y aplastante deuda, sin que Estados Unidos le garantice apoyo ante nuevos avances rusos tras la firma de un alto el fuego.
Pero el presidente ucraniano no se dejó llevar por delante y reaccionó, generando esa escena sin antecedentes en la historia.
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En las reuniones cerradas de las cumbres, los líderes mundiales habrán perdido las formas más de una vez en fuertes discusiones, pero jamás ante las cámaras. Si eso ocurrió, es porque Zelenski, al descubrir lo que los anfitriones le habían preparado, se salió del libreto y los descolocó, haciéndolos entrar en cólera.
En la dimensión político-militar, la mención al inminente riesgo de Tercera Guerra Mundial, lo que significa es la confirmación de lo que el presidente ruso le ha gritado a Europa y Biden más de una vez: Rusia no va a perder esta guerra porque Putin es el único de los líderes con arsenales atómicos dispuesto a iniciar una conflagración nuclear.
Haber acusado a Zelenski de empujar el mundo hacia la Tercera Guerra Mundial, que no será de trincheras como la Primera ni de tanques y aviones bombarderos como la segunda, sino de devastación nuclear, por eso la cuarta, según Einstein, será una guerra de palos y piedras, es una advertencia que Trump podría haber dicho de otro modo: “Escucha pequeño y petulante idiota, tienes que aceptar ahora la paz que consigamos, que por ciento deja buena parte del territorio ucraniano dentro del mapa ruso, porque Putin no está dispuesto a aceptar nada que no sea una victoria clara y contundente, sin lanzar una devastación nuclear a tu país y al resto de Europa. En ese caso, yo no apretaré el botón para sumar misiles intercontinentales con ojivas nucleares a los que alcancen a lanzar los británicos y los franceses antes de que los barra la tormenta de proyectiles rusos”.
Lo que dijo Trump con otras palabras, es totalmente cierto. El líder ruso le hizo entender que él de verdad tiene la demencia apocalíptica que desataría el infierno atómico.

Europa también sabe que Putin no finge esa frialdad demencialmente criminal sino que la posee de verdad. Tiene el instinto de quien es capaz de desatar el infierno tan temido. Y esa es el arma invencible del jefe del Kremlin. Entonces…¿por qué quiere seguir desafiándolo en los campos de batalla de Ucrania? ¿Se han vuelto suicidas las potencias europeas? Tras largas décadas sin gastar suficiente en defensa porque, en eso tiene parte de la razón Trump, descansaban en el paraguas atómico y militar de Estados Unidos, los europeos han empezado a incrementar sustancialmente sus gastos militares porque saben que Washington ya no es el aliado y sostén del bloque occidental.
Sabiéndose en la mira de los misiles nucleares rusos, no quieren dar un paso atrás y mantienen el alineamiento que Zelenski. ¿Son suicidas? No. La explicación está en que ceder ante esa amenaza los convertirá en vasallos eternos de un déspota ruso, que inexorablemente va a continuar su expansionismo después de haber triunfado en Ucrania.
La amenaza rusa no cesará mientras Putin siga ocupando el despacho principal del Kremlin. Trump lo sabe, lo acepta, quita al territorio norteamericano de la mira de los proyectiles intercontinentales rusos, y le entrega Ucrania al nuevo emperador euroasiático, diciendo que de ese modo consigue la paz. Europa sabe que esa no es la paz, sino el pasaje hacia nuevas guerras de expansión rusa.