“Fíjense en lo que hago, no en lo que digo”, le dijo Néstor Kirchner a un alto funcionario de la administración Bush (hijo). Quería decirle a Estados Unidos que no tome en cuenta sus poses y discursos formateados en el populismo tercermundista y anti norteamericano, porque sus acciones estarían alineadas en cuestiones claves con Washington.
Respecto a Ucrania, Donald Trump es el caso opuesto, aunque también con las palabras ha sometido a ese país invadido a demoledores bombardeos políticos que lo debilitaron sustancialmente ante la potencia invasora.
Llamar “dictador” a Zelenski al tiempo que legitimaba a Putin como interlocutor en la negociación que proponía, fue un ataque devastador contra Ucrania. También haber dicho delante de la prensa, durante la emboscada que le tendió al presidente ucraniano en la Casa Blanca, que su país está devastado y sin ninguna chance de nada que no sea perder mucho más de lo que ya ha perdido, impactó de lleno contra el ejército que lleva tres años resistiendo al poderoso invasor.
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Sin embargo, tras comprender Donald Trump que la emboscada que le tendió a Zelenski en la Casa Blanca lo mostró como un villano de película de cowboys atacando a un forastero sin armas, comenzó a decir que le daría una nueva oportunidad de reunirse. Pero al mismo tiempo que con las palabras le abría una puerta a Ucrania, con las acciones se la cerraba, dejándola en una peligrosa intemperie porque le cortó totalmente los suministros de armamentos y también el influjo de información de inteligencia militar y la que provee la CIA, algo indispensable para las fuerzas ucranianas. Sin esa información de la inteligencia norteamericana, el ejército ucraniano se mueve a ciegas.
Halagaba a Ucrania con las palabras mientras le daba el tiro de gracia al apoyo sin el cual los ucranianos no podrán seguir conteniendo el avance del ejército ruso.
Mientras tanto Europa está asumiendo que ya no tiene a Estados Unidos como aliado y que sin los suministros de armas y de información de inteligencia habrá que buscar un pronto final de la guerra con Ucrania perdiendo parte de su territorio.
La pregunta que se hacen los europeos, sobre todo el francés Emmanuel Macron y el británico Keir Starmer, es cómo lograr impedir futuras guerra expansionistas de Rusia en territorio europeo y cómo evitar que Moscú tenga una gravitación oscura y decisiva sobre toda Europa de aquí en más.