Pepe Mujica recibía su presidencia con esa frase. Argumentando que el Estado necesitaba de los capitalistas porque sin ellos no habría recaudación para cumplir con el rol social. Y a mediados de su mandato cerró la aerolínea de bandera, Pluna, porque no había modo económico de mantenerla en pie.
Por si hay que recordar, Mujica fue guerrillero tupamaro, de izquierda, representante cabal del progresismo político, y tuvo dos inmensas cualidades de las que pocos se pueden vanagloriar: aprendía de sus errores y vivía como predicaba.
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En tiempos de grietas ideológicas, en los que algunos que no entienden la naturaleza humana festejan la muerte de quien piensa distinto, Pepe Mujica, que tenía un enorme talento para pensar y decir, fue un ejemplo de convivencia, respeto y honestidad.
Que en paz descanse.