La proyección sobre Donald Trump de la sombra del caso Epstein cada vez es más grande y oscura. Quizá por eso el jefe de la Casa Blanca ordenó la desclasificación de los archivos sobre el asesinato de Martin Luther King Jr. Los hijos del aquel pastor cristiano y activista por los derechos civiles, habían mostrado su preocupación de que los aportes del FBI en esos archivos enturbien la imagen de su padre. No es un temor absurdo.
En los tiempos en que lo dirigía Herbert Hoover, esa agencia de investigación criminal y seguridad nacional evidenciaba tendencias racistas y macartistas, por lo que seguramente en sus investigaciones mancha con su imparcialidad al líder de la lucha pacífica contra las leyes segregacionistas que imperaron hasta que su lucha y la acción de John Kennedy y su hermano Robert lograron grandes avances en los derechos de las minorías raciales. Por esos progresos en materia de equidad racial, en 1968 fueron asesinados Luther King en Memphis y Robert Kennedy en Los Ángeles.
Ahora es posible sospechar que Trump reabre el magnicidio del líder de la lucha pacífica de los afroamericanos, con el objetivo de desviar la atención que cada vez se centra más sobre el estrecho vínculo entre el presidente y el millonario que se suicidó en la cárcel donde purgaba su condena por pedofilia y trata de prostitución que incluyó a menores de edad.
Trump había reconocido públicamente su amistad de quince años con Jeffrey Epstein. Las sospechas de que también fue cliente de su ilegal negocio sexual están presentes desde hace tiempo. Pero comenzó a crecer velozmente desde que el presidente rompió su relación con Elon Musk. A partir de esa resonante ruptura, el mega millonario sudafricano plagó su red social X con fotos de Trump junto a Epstein, en las fiestas de Epstein, con adolescentes de las que reclutaba Epstein y también con Epstein acudiendo a la boda del magnate neoyorquino con su segunda esposa y otros eventos organizados por quien hoy ocupa la Casa Blanca.
Esa ola de fotos en la ex Twitter impactó en la sociedad norteamericano y ha comenzó a provocar resquebrajaduras del apoyo a Trump en el propio Partido Republicano y en sus bancas en el Congreso de los Estados Unidos.
No es lo único problema del que el presidente necesita apartar el foco de atención pero es lo que, por estas horas, más está inquietándolo.