Cuando el mundo esperaba un ataque desde el Mar Caribe sobre Venezuela, buques misilísticos norteamericanos dispararon doce misiles Tomahawk desde el Golfo de Guinea sobre Nigeria.
Donald Trump había advertido a principios de noviembre que, como el gobierno nigeriano no hacía nada por proteger a los cristianos de las masacres constantes que sufren a manos de los yihadistas de Boko Haram, Estados Unidos atacaría a esa organización ultra islamista de abyecta criminalidad.
Tal como lo planteó el jefe de la Casa Blanca, el objetivo del ataque norteamericano es detener las constantes matanzas de cristianos en Nigeria. Sin embargo, los doce misiles cayeron en Sokoto, un Estado de Nigeria habitado exclusivamente por musulmanes, que son las principales víctimas de Boko Haram según lo muestran las estadísticas.
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Boko Haram surgió en el norte de Nigeria, declarando la guerra al sistema de educación secular de ese país africano. Como su población contiene a más de doscientas etnias y tribus con distintas creencias, aunque las más grandes son los hausa-fulani (musulmanes), los igbos (cristianos) y los yorubas (que profesan creencias animistas), Nigeria se independizó en 1960, proclamándose en su Constitución como un estado secular y multireligioso.
Boko Haram surgió a comienzos de este siglo y en el 2015 se afilió al ISIS. En Nigeria, actúa con dos brazos que secuestran alumnas de escuelas cristianas y también musulmanas, porque se oponen a la educación laica. Un brazo es el Estado Islámico del África Occidental y el otro es el Jamat Al Suna.

Todas las organizaciones cristianas y de derechos humanos que trabajan en Nigeria coinciden en mostrar estadísticas que prueban que la mayoría de las víctimas de las masacres del yihadismo son musulmanas. Por eso, y también porque no hace nada contra las milicias sudanesas que exterminan cristianos en Darfur, es que cabe dudar de las verdaderas razones de Trump para haber ordenado este ataque.
Muchos hablan de que el interés de la Casa Blanca es el petróleo, ya que Nigeria es una potencia petrolera. Pero es posible que el ataque con misiles realizado ayer desde las aguas del Golfo de Guinea haya sido un ensayo de lo que prepara el Pentágono contra el régimen de Nicolás Maduro: un bombardeo desde buques misilísticos estacionados frente a las costas de Venezuela, contra puntos clave del poderío militar del régimen residual chavista.



