Dicen que la política se nutre de palabras, pero también de gestos. Si comenzamos por lo segundo, podríamos decir que un abismo separó a Alberto de Cristina a la hora de saludar a Macri.
El nuevo presidente le dio un cálido abrazo al mandatario saliente, le acarició la cara, pero no sólo eso, lo aplaudió cuando fue mencionado por la locutora oficial. Por contrapartida, Cristina atinó a darle vuelta la cara cuando Macri fue a saludarla. Luego se negó a utilizar la misma lapicera en una clara señal de desprecio.
La actual vicepresidenta venía precedida de otra contradicción propia. Ella dijo recientemente que le impidieron entregarle la banda a Macri, pero en su libro dijo que haber investido a Macri hubiera significado para ella un acto de rendición. Por eso a Alberto Fernández no le resultó demasiado difícil desmarcarse del odio de su impulsora política.
También lo puso en palabras: "No cuenten conmigo si quieren ampliar la grieta", expresó, en un claro intento de procurar la unidad nacional. En varios párrafos, el nuevo presidente insistió en no perseguir a los que piensan distinto. Y, si eso se cumple, será un sello distintivo de la gestión.
"No cuenten conmigo si quieren ampliar la grieta"
Por cierto que habló de Néstor y Cristina, pero no fue un detalle menor que el más elogiado fuera Alfonsín. Tampoco pasó desapercibido para la interna su homenaje al ex procurador Esteban Righi, echado por el kirchnerismo, al no haber hecho lo suficiente para proteger a Boudou. Es decir, Alberto Fernández parece estar diciéndole a los ultras que al menos él no está dispuesto a crear el ministerio de la venganza. Lo cual, si lo cumple, aparece como un hecho auspicioso.
Otro pasaje de su discurso tuvo destinatarios claros. Habló de poner en marcha la obra pública y subrayó que sería con licitaciones claras y transparentes. En otras palabras, prometió que no se repetirá lo del viejo ministerio de Planificación conducido por De Vido.
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Asimismo, se tomó el tiempo necesario para describir la pesada herencia económica que recibe, pero evitó utilizar términos descalificativos para los que se fueron. Quizás el tramo más polémico fue cuando habló de persecuciones judiciales con complicidades mediáticas y de detenciones arbitrarias. Algo que fue celebrado por Cristina y sonó a canto de sirenas para los que están en los penales.
Alberto se mostró distinto a Cristina, el tiempo dirá si lo consigue. Lo que hoy se escuchó estuvo lejos de ser temerario. Ahora habrá que verlo gobernar.