Jorge Sampaoli llegó a la Selección Argentina y dijo que había cumplido el sueño de su vida. Lo que seguramente no había soñado era el modo y el contexto en que iba a hacerlo. El equipo está con un pie afuera del Mundial y no hay tiempo ni margen de error.
Este martes Argentina cerró la gira por Asia con puntaje perfecto. Le ganó a Brasil y goleó a Singapur. Desde lo numérico es excelente, pero en detalle hay poco para sacar en limpio.
Ganarle a Brasil siempre es importante. Es el clásico más importante del mundo y reconforta derrotar al eterno rival. Pero el equipo no contó con Neymar, su máxima figura, y jugó sin ninguna presión. Ya está clasificado al mundial y hasta Rusia le queda un cómodo camino para aceitar la máquina ganadora.
El partido frente a Singapur no soporta ningún análisis. Enfrentar a un equipo sin equivalencias vale muy poco. Los únicos ganadores son los sponsors y las arcas de AFA que recibieron una millonaria recompensa por pararse ante un equipo semi amateur.
Argentina no tuvo efectividad y los jugadores se relajaron por la falta de nivel del rival. Los asiáticos estaban más preocupados en cambiar la camiseta con un argentino que en jugar. Si se hubiera traducido en goles la cantidad de situaciones que generó, se hubiese dado un resultado pocas veces visto en el fútbol.
A Argentina poco le sirvió este último partido. No se exigió a los jugadores y arriesgó alguna lesión. El técnico solo aprovechó para conocerlos e intentar explicarles su idea de juego. Pero nadie puede reprochárselo a Sampaoli porque el amistoso se cerró antes de que él asumiera.
Como positivo se puede remarcar los nuevos jugadores que se pusieron, por primera vez o después de mucho tiempo, la camiseta celeste y blanca. Ilusiona la llegada de Mammana, Fazio, Paredes, Rodríguez, Gómez, Salvio, Alario, el “Papu Gómez” y hasta Mauro Icardi. Jugadores que encarnan la tan necesaria renovación que necesita la Selección.
El arriesgado esquema táctico que usó Argentina, con solo dos defensores, es para tener en cuenta. Se vio un equipo muy ofensivo pero equilibrado en defensa. No tuvo sobresaltos en su debut, pero será necesario probarlo ante un rival que lo pueda exigir al menos una vez.
En esta gira quedó pendiente ver cómo responderá Nahuel Guzmán en el arco, Icardi en el ataque y Javier Mascherano en su nuevo, pero natural, puesto como defensor.
Pero podremos sacarnos las dudas dentro de dos meses cuando Argentina vuelva a jugar por los puntos. Será por Eliminatorias con la obligación de volver a ser el equipo que todos esperan. Hay poco tiempo, pero el cambio de mando e idea ilusiona.
Aplaudo, apoyo y creo en Sampaoli. Ahora le pido que gane cuando hace falta: cuando se juegue por los porotos.