La celebración de la muerte es una costumbre siniestra que acompaña a los argentinos desde hace muchísimo años. Para poner ejemplos relativamente cercanos habría que recordar que cuando murió Evita aparecieron pintadas en las paredes que decían “!viva el cancer!” y cuando falleció sorpresivamente Néstor Kirchner no faltaron las muestras de celebración.
Ayer, a poco de conocerse el deceso del juez Claudio Bonadio, muchos kirchneristas no ocultaron su alegría. De manera morbosa en las redes publicaron “Justicia divina". Otros más cercanos a Cristina, como uno de sus abogados, fue más allá y dijo: "La muerte le sienta bien". Hubo quienes ironizaron publicando frases como: "Qué lindo día".
Lo cierto es que desde temprano en las redes se libró una batalla desde las dos orillas de la grieta. El kirchnerismo, sin piedad, lo acribilló después de muerto. Fue muy parecido a lo que ocurrió en las redes, y luego por cadena nacional, tras la oscura muerte de Alberto Nisman, que aún permanece impune.
Mientras, los anti K recordaron a Bonadío como una suerte de héroe judicial al borde de la canonización.
Polémico
Murió un juez polémico, como tantos otros que integran la fauna judicial de la Argentina, pero que será recordado como uno de los pocos magistrados que se atrevió a meterse con el poder. Hay que que tener presente que a Cristina Fernández la allanó cuando aún era presidenta.
Bonadío no había nacido como juez de un repollo, su designación no fue impoluta, como la de la gran mayoría de jueces y fiscales.
Su decisión era poner presa a Cristina porque siempre entendió que ella fue responsable de numerosos ilícitos.
Militó en la agrupación peronista "Guardia de Hierro", fue asesor de Carlos Corach y fue funcionario menemista. En algún momento su nombre se hizo muy conocido por Domingo Cavallo, cuando denunció a los jueces de la famosa servilleta de Carlos Corach, una lista de magistrados escrita de puño y letra por el poderoso funcionario de Menem, que le respondían a ese gobierno.
En 2004 lo acusaron de favorecer al ex titular del Pami, Víctor Alderete. Esa fue una de las 40 denuncias que tuvo en su contra en el Consejo de la Magistratura, de las cuales casi la totalidad fueron desestimadas.
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El pasado polémico de Bonadio pretendió ser ocultado ayer por quienes para criticar al kirchnerismo prefirieron evitar esta etapa en la vida del juez. Sin embargo, este mismo hombre controvertido, tildado por Cristina en cadena nacional de "mafioso y pistolero", porque hace 20 años mató a dos delincuentes, fue el que se atrevió a allanarla inmobiliaria de Río Gallegos por la causa Hotesur cuando ella era presidenta.
Fue el que se metió con ella, con sus hijos y con sus socios. Bonadío fue el que también procesó a Cristina en la causa Los Sauces por lavado de dinero y luego le envió el expediente a su colega Julian Ercolini.
Idéntico proceder tuvo el fallecido juez en la causa dólar futuro, donde indagó, procesó y embargó a Cristina. En la causa del Memorándum con Irán directamente le dictó la prisión preventiva y la actual vice presidenta no fue presa porque tenía fueros y el Senado la protegió.
Su objetivo
Bonadio, al cual le habían extirpado un tumor cerebral en mayo del año pasado, luchó hasta el límite de sus fuerzas y pese a estar gravemente enfermo, llevó adelante la causa de los Cuadernos y procesó a Cristina, a varios ex funcionarios K y a decenas de empresarios, donde entendió que ella era la jefa de una organización criminal. Esa causa le valió el odio de los hombres y de la mujer más poderosos del país.
Cristina en su libro lo llamó "sicario". Los familiares de Timermann lo acusaron de haberle impedido al ex canciller un tratamiento de quimioterapia. Bonadío también fue el arquitecto de la causa de la tragedia de Once, donde terminaron condenados Ricardo Jaime, Julio De Vido y Rolando Schiavi.
Lo cierto es que la muerte lo encontró con la mayoría de la causas elevadas a juicio. Su quebrantada salud le permitió cumplir con el objetivo que él se había trazado: terminar las causas. Su decisión era poner presa a Cristina porque siempre entendió que ella fue responsable de numerosos ilícitos, sin embargo eso no dependía sólo de él.
Para algunos fue un santo, para otros un villano. Como fuere fue el único que se le animó a Cristina. Bonadio será recordado como el juez que tiró de la sábana y dejó expuesta la corrupción kirchnerista.