La voz de los cantantes se hace escuchar aunque no estén cantando. En los últimos días, muchas voces de cantantes hicieron resonar denuncias contra el autoritarismo. Pablo Milanés no habló con la prensa en los últimos días, pero su muerte hizo que las radios y los canales de televisión reprodujeran su visión sobre el régimen cubano. Los medios gráficos mostraron en palabra escrita las denuncias y los repudios que hizo ese miembro fundador de la Nueva Trova cubana contra lo que considera una dictadura que quitó a los cubanos la libertad y los hundió en un mar de carencias y frustraciones.
Quien en su momento fue un defensor de la revolución castrista, a pesar de haber padecido el encierro en uno de sus campos de trabajo forzado, se convirtió en disidente al comenzar la década del 90 y termino yéndose de la isla.
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A las elites auto-consideradas progresistas que en Europa y Latinoamérica defienden hasta el día hoy al régimen castrista, Pablo Milanés les dijo a través de muchos micrófonos que se pongan de una vez por todas “de parte del pueblo cubano”, que no tiene “libertad” ni “comida”.
La voz del gran cantautor cubano resonó en las radios debido a su fallecimiento en España, donde residía, y muchos medios recordaron aquellos pronunciamientos contra una revolución que consideraba fracasada. La misma posición expresó Joaquín Sabina, cantautor español que durante décadas había elogiado al castrismo.
Como si hubiera hecho caso al reclamo de Milanés contra las progresías que alaban dictaduras calamitosas, el autor de “Quien me ha robado el mes de abril” abjuró públicamente de aquellos elogios a ruinosas y criminales dictaduras y totalitarismos.
La lista de grandes compositores y cantantes que salieron al cruce del autoritarismo está Joan Manuel Serrat cuestionando a Hebe de Bonafini cuando la jefa de las Madres de Plaza de Mayo defendió a la ETA, brutal brazo armado del separatismo vasco que a esa altura había cometido más de un millar de asesinatos.
Hubo otros cantantes españoles denunciando dictaduras latinoamericanas. Por caso Alejandro Sanz, que se atrevió a criticar el chavismo cuando Chávez aún vivía e imperaba en Venezuela.
Pero esas voces que están cantando verdades contra el autoritarismo no sólo tienen como blanco las dictaduras de izquierda. En la antesala del mundial de fútbol, grandes figuras denunciaron a la monarquía absolutista que impone segregación de géneros y costumbres ultraconservadoras en Qatar.
Las colmadas arcas le compraron a la FIFA el mundial, pero el dinero no les permitió evitar que Rod Stewart rechazara actuar en la ceremonia de apertura organizada por jeques en cuyas prisiones se tortura y se encierra a los homosexuales, cuando no los ejecutan.
Tampoco Shakira y Dua Lipa quisieron el dinero proveniente de las mismas arcas que financiaron la conversión de Al Qaeda Mesopotamia en Estado Islámico Irak-Levante, tras la muerte de Abu Mussab al Zarqawi. Esos petrodólares que compraron las armas con que los jihadistas de ISIS masacraban y decapitaban en la guerra civil de Siria, además de financiar que Hamas siga imperando sobre los gazatíes y que el más lunático y sanguinario jihadismo de matriz salafista haya hecho correr ríos de sangre en Libia, tras la caída de Muhamar Khadafy.
El dinero de la dinastía Al Thani no pudo evitar que un periodista extranjero le preguntara a Maluma por qué no rechazó lo que rechazaron Shakira y Dua Lipa para visibilizar la violación de Derechos Humanos en Qatar. El naufragio de Maluma ante esa pregunta fue patético. Podría haber defendido su decisión con algún argumento, pero balbuceó liviandades de manera bochornosa, hasta que huyó del periodismo que pregunta en lugar de obnubilarse describiendo la opulencia que emana de la tierra con el petróleo y el gas.