Muchos hubieran apostado que no iba a pasar, pero pasó. Maquillado, con mucho eufemismo, enfatizando que se trata de una redistribución de subsidios y no un tarifazo… pero finalmente se hizo. El gobierno del que Cristina Fernández forma parte anunció ayer una actualización de tarifas que rondará el 170% cuando se termine de aplicar, en seis meses.
No es para todo el universo de usuarios, pero tampoco para un grupo pequeño: el 42% de los cordobeses no se anotó en el registro que abrió el gobierno para que cada familia pidiera mantener la ayuda oficial.
En el país, cuatro millones de hogares perderán con los consumos de septiembre el 20% de la ayuda oficial. En noviembre se le restará otro 40% y en enero, el 40% restante. La secretaria de Energía dio ejemplos muy modestos, que la mayoría de los analistas pone en duda. Veamos:
- Electricidad. Un consumo de 300 kwh al mes, que hoy antes de impuestos se paga $3.593, en el primer tramo abonará $4.134. Son $550, 15% más. Cuando en enero se termine de completar el aumento, la factura estaría en $6.300. Pero ese ejemplo tiene una falacia: toma un precio de la “energía vieja”, porque los cuadros tarifarios vencieron el 31 de julio y Energía aún no publicó los actualizados. O sea, será más. Con un dato extra: las subas tendrán impacto pleno en el verano, cuando aumenta el consumo de energía.
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- Gas. Acá se sabe ya que la suba, al eliminar los subsidios, será del 167%. No se hará en tres tramos iguales, como estaba previsto, sino primero se quita el 20% y luego dos tramos del 40% cada uno. Federico Bernal, hoy en Hidrocarburos y antes en el Enargas, aseguró que la boleta promedio pasará de $1.650 a $1.988: apenas 340 pesos, a su entender. Según lo que presentó, la boleta final quedará en $3.350. El dato saliente acá es que el aumento del gas se sentirá en el invierno próximo y las boletas llegarán cuando el país vaya a elecciones primarias.
Para los 9 millones de hogares que pidieron quedarse con el subsidio, la mayoría quedará sin cambios, dado que están en el grupo de segmentos bajos, por debajo de una canasta total.
En la luz, el 40% tendrá un consumo subsidiado de 400 kwh al mes, con lo cual el 80% queda cubierto, ya que el consumo promedio en el país es de 300 kwh y en Córdoba, de 190 kwh. En el gas, el 50% no tendrá aumentos ni quitas y para el otro 50% habrá un consumo subsidiado de hasta el equivalente al 70% del volumen promedio entre el mínimo y el máximo de cada zona geográfica y el resto, a tarifa plena. Eso significa que no habrá un monto fijo de subsidio para todo el mundo, sino que depende de la categoría de cada cliente y de la provincia en cuestión.
Habrá que esperar a que lleguen las facturas. El punto central es que ahora buena parte de los usuarios debe afrontar en apenas seis meses una actualización tarifaria que el Gobierno, de modo irresponsable, atrasó. Se hizo campaña, demagogia, populismo energético: desde que asumió Alberto Fernández en tres años la inflación acumula 203% y las tarifas subieron cero en el 2020, 9% en el 2021 y del 20 al 40% en el 2022. Y eso no fue gratis: se pagó con inflación y con los dólares que hoy nos faltan.