Si te parás en el puente de la Dean Funes, vas a escuchar el murmullo del agua que lleva la Cañada.
Del loquero del centro solo quedaron las palomas y la peatonal anda sin peatones.
Los maniquíes se quedaron solitos.
Las campanas de las iglesias marcan las horas que no pasan. Y las campanadas se quedan sordas en una ciudad silenciosa.
A Salzano nadie le sirve otra vuelta de café. Y se quedá ahí, en el bar de la esquina contando los taxis que pasan vacíos por donde empieza la 27 de Abril.
27 de abril ¿Cómo será ese día? ¿Qué estaremos haciendo los cordobeses?
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¿Ya habremos llenando los colectivos? ¿O seguiremos andando con un papel que nos pide la policía? ¿Vaya a saber no?
Sabes que sí, vamos a llenar los colectivos, las canchas, los parques, las facultades y los bailes. Llenaremos los espacios de abrazos. Vamos a abrazar nuestros espacios.
Pero hay que esperar, hay que pasarla. Y la vamos pasando.
Con cada latido:
Con un músico que te canta ópera en un balcón y te alegra la tarde.
Con el aplauso de las 9 de la noche.
Con videollamadas que acortan distancias, a los abuelos a los amigos.
Si hasta fuimos testigos de un casamiento virtual
Afuera todo cambió. Adentro, somos los mismos.
El final de esta historia la estamos escribiendo, y la escribimos juntos porque de esa responsabilidad no se salva nadie.
Un día vamos a salir a la calle para contarle a la ciudad de nuestra ausencia. Vamos a salir para decirle gracias. A los que no se quedaron quietos y no nos dejaron solos.
A ellos les vamos a contar que la ciudad se puso tan silenciosa que nos permitió escuchar su latido.
El latido del corazón de la Argentina.
Este es el texto que junto a Fredy Bustos escribimos pensando que quizás era una buena manera de cerrar otra semana de aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Pero una vez más, la realidad nos demostró que nada de lo que está pasando es predecible. El viernes nos sorprendió con largas colas en los bancos. Con una imagen que todos intentaron evitar que sucediera.
La ciudad silenciosa se llenó de ruido, de preguntas, de pedidos de ayuda y de situaciones que ya existían antes del coronavirus pero que la crisis sanitaria no hace más que exponer y potenciar.
Sin embargo, creemos que vale la pena compartir la esperanza. Ese el objetivo de este video.
Las imágenes son de Keko Enrique y la edición de Lucho Casalla.
Sigamos logrando que se escuche el latido del corazón de la Argentina.
+ El video completo: