Él peina canas, tiene alrededor de 60 años y ella lo acompaña. Suena los primeros acordes de “And I love her” y la mirada es suficiente para recordar lo que les había pasado. Se abrazaron, lloraron juntos y marcaron a fuego en sus memorias el 15 de mayo de 2016, el día que un Beatle pisó Córdoba y cantó para nosotros. El domingo, en el Kempes, Paul McCartney se escucharon las melodías que fueron banda sonora de la vida de esta pareja y de gran parte de las 40 mil personas presentes.
En la previa, vimos emoción, expectativa y artistas que pueden transformar su fanatismo en arte. Como Sofi que con materiales ecológicos, hechos con sus propias manos, dibujó su intervención “Un té con Paul”.
Además de remeras para guardar en un trapo el recuerdo de una show con horario de merienda, también hubo serigrafías de The Beatles y de los discos del cuarteto de Liverpool.
Cada uno se llevó el recuerdo que pudo. En la memoria o en el celular, en la cámara fotográfica o en las retinas el tiempo que durara el impacto de ver a pocos metros la silueta de una leyenda, a sus 73 años.
Paul McCartney pasó por Córdoba y para mí fue el mejor show que vi y veré en mi vida. Ojalá pueda volver a sorprenderme pero la piel de gallina que me generó Paul durante tres horas seguidas es difícil de repetir.