Ganamos. Le ganamos a la inflación. ¿Festejamos? Me parece que no da.
Córdoba está logrando ganarle a la inflación con la actualización de las tarifas de sus servicios, tanto a nivel provincial como municipal, en un contexto nacional bastante complejo y con la aún vigente discriminación en materia de subsidios.
O sea, en Córdoba pagamos la luz, el transporte, los peajes más caros que en la mayoría del país y la culpa es un poco porque se mantienen inequidades en lo que quedan de subsidios nacionales y otro por el famoso costo cordobés.
Desde ayer domingo, el boleto de transporte urbano de pasajeros en la ciudad de Córdoba subió un 12 por ciento y pasó a costar 17,22 pesos. Se mantiene en el podio de los tres más caros del país.
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12 por ciento en semejante contexto inflacionario no parece ser gran cosa. Pero hay algunos números interesantes para analizar en perspectiva.
Esta mañana, veíamos en Arriba Córdoba, cómo se comportó la tarifa de transporte en los 6 años y medio de gestión de Ramón Mestre como intendente.
Mestre asumió con un boleto de 2,5 pesos en diciembre de 2011 y lo tiene en junio de 2018 en 17,22 pesos. El incremento del período es 588,8 por ciento.
¿Cuánto fue la inflación en ese período? 420 por ciento es el estimado, en función de que entre 2011 y 2016 no hubo estadísticas serias del Indec. Pero anduvo, 10 puntos más, 10 puntos menos, más o menos ahí. O sea que la carrera contra la inflación, el boleto se la ganó con la holgura.
Pero atentos a este otro dato. Si uno toma el Salario Mínimo, Vital y Móvil, que es un salario de referencia para los trabajadores que no están en ningún convenio, el incremento diciembre 2011-junio 2018 fue del 313 por ciento.
En la comparación, la tarifa de los colectivos urbanos aumentó el doble.
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Las explicaciones sobran: aumentos permanentes de costos, discriminación de los subsidios nacionales, convenio laboral cordobés diferente, características urbanas de la ciudad también distintas al resto, atraso en la tarifa al momento de asumir y sigue la lista.
Pero la pregunta crucial es: ¿la calidad del servicio prestado aumentó a tono con la suba de la tarifa por encima de otras variables?
Algunos avances hubo pero de aquel servicio prometido y contemplado en en el marco regulatorio falta muchísimo. Mejores frecuencias, paradas inteligentes, accesibilidad. El servicio es más o menos el mismo que hace décadas con leves retoques.
Los retoques de las tarifas no son tan leves.