Cuando nos encaminamos a cumplir el penoso récord de un año completo sin actividad en las escuelas, surge otro debate sobre un problema estructural en la Argentina: el de los contenidos militantes.
Como detalla La Nación, muchos manuales y planes de estudio tienen un fuerte sesgo ideológico, que buena parte de los planteles docentes adoptó como propio. Y que inoculan a alumnas y alumnos en un contexto de relación asimétrica donde la refutación parece imposible. Incluso poner en cuestión contenidos así entraña riesgos. Ya sea en el aula o en la modalidad a distancia.
El debate escaló a partir de las declaraciones de la ministra de Educación del gobierno porteño, que criticó a "los maestros que eligen militar en vez de hacer docencia". Soledad Acuña llamó también a "denunciar" a quienes incurren en esas prácticas.
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Los sindicatos docentes, en general alineados con el kirchnerismo, apuntaron a los desafortunados comentarios sobre el origen socioeconómico de maestras y maestros. El punto débil del planteo de la ministra fue señalar que por su condición humilde, carecerían de "experiencias enriquecedoras". Pero sus dichos tienen el valor de haber promovido una discusión que pocos se animaban a dar.
El ministro cordobés de Educación, Walter Grahovac, buscó un punto de equilibrio con respecto a los dichos de su colega porteña. En declaraciones a Pulxo 95.1 FM, dijo que sus comentarios sobre las condiciones sociales de los docentes eran "una barbaridad", pero avaló el mensaje contra el adoctrinamiento. "Las escuelas no son para militar", sentenció Grahovac.
El debate también está pendiente para el ámbito universitario, donde en muchos rincones se imponen los sectores que rechazan las ideas del liberalismo político y económico que predominan en la mayoría de las democracias desarrolladas. La economía de mercado y la integración comercial global son enemigos a combatir en decenas de cátedras que se muestran impermeables a cualquier evidencia empírica.
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Aún hoy, un auditorio de la facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba se llama Hugo Chávez. Un insulto a las miles de víctimas de las masivas violaciones a los Derechos Humanos que se vienen cometiendo en Venezuela en las últimas décadas. Debería generar el mismo rechazo que justificadamente desataría una propuesta para bautizar Jorge Rafael Videla o Benito Mussolini a un predio público.
En lo que podría resultar otra muestra de adoctrinamiento explícito en el ámbito educativo, la semana que viene el "Centro de Estudiantes del Belgrano de Córdoba" (así aparece mencionado en el programa oficial) participará de una actividad del Estado nacional llamada Proyecto Ballena. La organiza el Centro Cultural Kirchner, y junto a alumnas y alumnos cordobeses, habrá exposiciones de Metrodelegados, Tupac Amaru (el movimiento de Milagro Sala) y la seccional Hurlingam de La Cámpora. Ninguna voz no alineada con el oficialismo K. Con esas compañías se introducen en la vida política esos adolescentes cordobeses.