¿Por qué Rafael Correa no pudo festejar el triunfo de su candidata? Si Luisa González obtuvo el 33 por ciento de los votos, superando por nueve puntos porcentuales a quien quedó en segundo lugar ¿por qué hubo más gestos preocupados que euforia y festejos?
La respuesta a las dos preguntas es, porque quien salió segundo quedó en mejor posición para ganar el ballotage que la candidata más votada en esta primera ronda. Además, ese candidato resultó una sorpresa porque, hasta comenzada la etapa final del proceso electoral, todas las encuestas lo situaban en el penúltimo lugar de las preferencias.
Daniel Noboa fue el candidato revelación. No despegaba del fondo de la tabla hasta que ocurrió el punto de inflexión que lo catapultó y le permitió llegar a la final del torneo por la presidencia de Ecuador.
Ese punto de inflexión fue el debate presidencial. Allí, el joven empresario mostró mucha inteligencia, además de ideas y propuestas más claras y entendibles que las expuestas por sus contrincantes. Noboa superó ampliamente a los demás candidatos en ofrecer ideas innovadoras para reimpulsar la economía y crear posibilidades de trabajo y clima de negocios para una juventud que ya no esperaba nada de la clase política.
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Daniel Noboa no expresó un anti-sistema que canalice odios, frustraciones y desprecios. Por el contrario, se situó por encima de “la grieta” que divide a los ecuatorianos en correístas y anti-correístas. Propuso mecanismos de entendimiento para multiplicar hasta el infinito la creación de oportunidades para los emprendedores y los innovadores.
Eso era lo que gran parte de los jóvenes ecuatorianos querían escuchar, en lugar de las consignas populistas del correísmo y de las vulgatas cargadas de desprecio a Rafael Correa de los dirigentes anti-correístas.
Daniel Noboa entró al ballotage por mérito propio, porque el impacto del crimen político que sacudió al país (el asesinato de Fernando Villavicencio) no tuvo en los votos el impacto que era de esperar.
La muerte del hombre que más denunció la corrupción correísta y las mafias narcos, podría haber despertado una ola de apoyo popular al partido que lo postulaba a la presidencia. Al fin de cuentas, Villavicencio fue asesinado precisamente por sus batallas contra la corrupción política y las mafias del narcotráfico y de la minería ilegal. Sin embargo, ese martirio no despertó un compromiso de la sociedad expresado en votos, para que su muerte no haya sido en vano.
Finalmente, Christian Zurita a penas pudo relegar a Jan Topic a la cuarta ubicación, quedando en el tercer puesto pero fuera del ballotage, y sin más votos del que le auguraban las encuestas a Villavicencio.
Al mayor impacto en el electorado lo había causado el joven empresario de 35. Igual que John F. Kennedy cuando enfrentó a Richard Nixon en lo que fue el primer debate televisado entre candidatos a presidentes en Estados Unidos, Daniel Noboa superó ampliamente a los demás aspirantes a ocupar el Palacio Carondelet.
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Aún así, sus 24 puntos porcentuales son nueve menos que los obtenidos por Luisa González. ¿Por qué entonces despertó tanta expectativa que él entrara al ballotage? Porque el correísmo tiene que ganar en primera vuelta para asegurarse el triunfo.
Sucede que, igual que el kirchnerismo en Argentina, el espacio que lidera Rafael Correa tiene el piso de votantes más alto, pero el techo de rechazo más bajo. De tal modo, quien ingresa a disputar el ballotage con quien sea el candidato del partido Revolución Ciudadana, tiene grandes chances de aglutinar los votos que en la primera ronda electoral se dispersan entre los varios candidatos que se presentan desde distintas posiciones políticas, pero teniendo en común su rechazo a lo que representa Rafael Correa.
En la elección presidencial del 2021, el conservador anti-correísta Guillermo Lasso pasó a la segunda vuelta con sólo el 19 por ciento de los votos, casi catorce puntos por debajo del entonces candidato presidencial correísta y actual postulante a vice, Andrés Arauz.
En aquel ballotage se unieron en torno a Lasso todos los votos anti-correísta, incluidos los de la izquierda indigenista del movimiento pachakutik. Es posible que en esta oportunidad se repita el traspaso de votos. Más aún teniendo en cuenta que la juventud, la capacidad y la novedad que implican muchas de sus propuestas, hacen que Daniel Noboa sea más competitivo que Guillermo Lasso en los comicios de hace dos años.
El padre del outsider que se convirtió en la sorpresa de las urnas, se presentó en cinco elecciones como candidato a presidente. A pesar de haber gastado mucho dinero en sus campañas electorales y comprando notas y comentarios favorables en muchos programas de radio y televisión, Alvaro Noboa jamás logró ganar una elección.
En cambio su hijo Daniel, con sólo 35 años y sin haberse dedicado a la política partidaria ni invertido fortunas en propaganda electoral, podría llegar a la presidencia en el primer intento.