Surgen algunas preguntas disruptivas respecto de la pandemia. Hoy Argentina inicia la séptima semana de cuarentena y, según las cifras, la pandemia no era tan pandemia.
Hay 5.371 casos positivos en el país (con más testeos que antes), 282 muertos y 4,5 por ciento de las terapias ocupadas con Covid-19.
Está claro, los epidemiólogos dicen que estos datos fueron posibles porque Argentina, bien temprano, impuso una cuarentena muy restrictiva. Para esta altura, sin cuarentena, los casos deberían estar según las simulaciones del ministro de Salud, Ginés González García, en 250 mil casos y unos 13 mil muertos.
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¿No nos acuarentenamos, entonces, demasiado temprano? ¿Qué más había que justificar entonces?
Con seis semanas de parate, la economía se fue abriendo, con permiso o sin permiso. Pusimos el freno cuando había 500 casos y nos quedamos entonces sin esa herramienta.
Tiro en el pie
Argentina es un país pobre, en recesión hace dos años, que decidió dispararse un tiro en el pie. Está bien, había que hacerlo.
La cuarentena agrava la pobreza y la desigualdad. Somos un país pobre, pero lo seremos mucho más después de esto.
Cada semana paralizado, el país pierde un punto del PBI. Los que deciden tienen dinero en su cuenta y comida en la alacena. Jamás han sabido de lo que es eso de que si no se trabaja no se come.
No se discute la decisión de disponer la cuarentena. Era clave para frenar la velocidad de la curva. ¿Se hizo muy pronto? Quizás, pero ya está.
Lo que se discute es si, en la séptima semana de aislamiento, hay que seguir confinados dos semanas más. Los datos sanitarios no lo justifican.
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Primera conclusión: a los gobiernos les ha resultado encantador gestionar en situaciones de excepción, a puro decreto y maquinita. Todo es válido. Los errores quedan solapados bajo la inédita emergencia del Covid-19. “Los muertos en la vereda” de Alberto Fernández justifican hasta el default.
Segunda conclusión: los gobernantes han sido exitosos en construir relatos de pánico. La mitad de los 50 estados de Estados Unidos abrieron, con 1,23 millón de infectados y 73 mil muertos. ¿Inmorales? Quizás. El derecho a trabajar es casi sagrado. España, con 26 mil muertos, está más liberada.
El sistema de salud se preparó. Córdoba tiene 62 personas en hospitales, de las cuales cinco necesitan respirador. Cinco. Es el 0,3% de las camas críticas de la provincia.
Los datos sanitarios permiten una relajación, no la continuidad de la restricción. Hay que correr el riesgo.