–¿Qué te gustaría ser cuando seas grande?
–Bombero.
–Bueno sí, pero un trabajo de verdad
Es un clásico diálogo entre adultos y niños. Los chicos responden así porque, desde la inocencia, se dan cuenta que los bomberos son verdaderos héroes, que ayudan a las personas, los animalitos y la naturaleza.
Los grandes saben que es un trabajo de riesgo, sacrificado y por el que no te pagan.
Por suerte, hay muchos que no se olvidaron de lo que querían ser de grandes y hoy salen a luchar contra las llamas que arrasan nuestros paisajes cordobeses.
En estos días difíciles hablamos tanto de los bomberos que combaten los incendios. ¿Pero sabemos realmente de quiénes hablamos?
Perdón, porque no sabemos todos sus nombres y apellidos.
Eusebio, Darío, Agustina, Raúl. Son sólo algunos de los héroes que logramos conocer y tienen grandes historias que suman.
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Darío deja a su familia en casa, para salvar la de una nena que le ofrece un gran gesto de amor en agradecimiento.
Eusebio llora desconsolado al saludar a su hija en el aniversario de la muerte de su mujer, con un celular prestado en el medio del monte en llamas.
En su descanso, Raúl se sienta a comer un sándwich entre las cenizas y comparte su almuerzo con un perrito abandonado que logró escapar del fuego.
Francisco y sus compañeros se quedan con el corazón lleno por los criollitos que Lolo les compró con los ahorros del Ratón Pérez.
Y no nos olvidemos de la joven Agustina, que rinde sus exámenes de la facu mientras ayuda a combatir los incendios y enorgullece a los cordobeses.
Una pequeña muestra del enorme sacrificio y esfuerzo de nuestros Bomberos Voluntarios, que no miran lo que dejan atrás cuando tienen el fuego enfrente. Pero dejan todo, y un poco más.
¿No es ese un trabajo de verdad?