La reacción oficial de Irán fue inconcebible. A renglón seguido de negar “categóricamente” cualquier vinculación con el joven que apuñaló en Estados Unidos al autor de Los Versos Satánicos, el régimen islamista iraní dijo que “en este ataque sólo Salman Rushdie y sus partidarios merecen ser culpados e incluso condenados”.
Parece una broma de humor negro. La víctima de un brutal atentado es la culpable. Siguiendo las palabras dichas por Naser Kanani, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Islámica, Rushdie es incluso más culpable que el mismísimo atacante por el atentado que lo puso al borde de la muerte.
Para la teocracia persa, lanzar quince puñaladas al rostro y al abdomen del escritor no hace culpable a Hadi Matar, sino a la víctima inerme a la que ese joven fanático y sanguinario atacó por sorpresa. Como si apuñalar a una persona, además mayor y desarmada, sea una consecuencia lógica e inexorable de escribir un libro que un líder religioso consideró ofensivo.
El comunicado oficial que hizo el régimen iraní a través de su Ministerio de RR.EE no deja lugar a dudas de que, desde su perspectiva, el culpable no es el atacante si no el atacado. En sus pocos párrafos, el pronunciamiento oficial ni siquiera menciona al joven de ascendencia libanesa y simpatías por Hezbola y por la Guardia Revolucionaria iraní.
“Insultando los asuntos sagrados del Islam y cruzando las líneas rojas de más de 1500 millones de musulmanes… Salman Rushdie se expuso a la ira y a la rabia de la gente”, dice el comunicado del régimen, en lo que constituye el argumento de la acusación que lanzó sobre la víctima. Una reacción insólita; mucho más tratándose de una respuesta oficial a las muchas insinuaciones de que el atacante de Rushdie podría haber actuado bajo el influjo del régimen del que salió, en 1989, la fatwa que lo condenó a ser asesinado por el musulmán que lo cruce en su camino.
De ese modo, la Cancillería iraní demostró pensar igual que el diario Kayhan, uno de los principales medios de la prensa ultra-oficialista. Kayhan describió al atacante como “ese hombre valiente y consciente del deber que atacó al apóstata y vicioso Salman Rushdie”.
El diario que refleja la posición de la cúpula religiosa del régimen planteó de manera explícita lo que el vocero del gobierno planteó de manera implícita: el elogio del acto criminal y de su autor.
+ MIRÁ MÁS: Salman Rushdie, el escritor atrapado en su propia ficción
El comunicado oficial del estado iraní resulta inconcebible, porque justifica ampliamente el criminal ataque lanzado contra el escritor indo-británico. Incursionando de lleno en el absurdo, el régimen emite un pronunciamiento para negar “categóricamente” tener algún tipo de relación con un intento de magnicidio que, en las mismas líneas, justifica con tanta vehemencia que está alentando nuevos atentados.
Si a través de su Cancillería y del diario oficialista, el régimen de los ayatolas está diciendo que el único culpable del apuñalamiento a Salman Rushdie es el propio Salman Rushdie, y describiendo al agresor como un “hombre valiente y consciente del deber”, lo que en realidad está haciendo es exhortar a que haya más “hombres valientes y conscientes del deber” que ataquen al “apóstata y vicioso” autor de la novela que ofendió al Islam.