La operación en marcha ya ha sitiado completamente la ciudad de Gaza, separando el norte del sur de la franja costera. Las bajas infligidas por Hamas al ejército israelí son mínimas. El máximo logro de la organización que impera sobre los gazatíes es que la vida de cada comandante y dirigente suyo ha costado decenas sino centenares de vidas civiles, incluidas las de muchos niños.
Por eso, todos los puntos neurálgicos del aparato militar de Hamas están en zonas densamente pobladas de la ciudad. Para que matar a terroristas implique matar a decenas o cientos de personas inocentes. Y una vez más, esa estrategia de Hamas está siendo exitosa, porque las miles de muertes civiles vienen generando gigantescas olas de protestas en el mundo y presiones internacionales contra el accionar de Israel. Pero, en lo estrictamente militar, las emboscadas planteadas en la guerra urbana que diseñó Hamas para que el ejército judío quede atrapado en una Faluya gazatí hasta el momento no han diezmado las fuerzas israelíes como esperaba la comandancia del Ezedim al Qasem.
De continuar la marcha de la operación como ha venido hasta ahora, es posible que en dos o tres semanas los israelíes logren la destrucción del aparato militar y la cúpula directiva instalados en la ciudad de Gaza. Por cierto, los máximos líderes de la organización terrorista, como Ismail Haniye, viven en Qatar y otros rincones lujosos de los países petroleros del Golfo. Pero la principal urbe de la Franja de Gaza podría quedar bajo control total israelí.
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En ese punto, y mientras se inician las acciones militares contra los reductos de Hamas en las ciudades y aldeas del sur gazatí, Israel y Estados Unidos ya deberán tener un plan para el gobierno de la franja.
Netanyahu se tentará con quedarse ocupando ese territorio. Responderá las quejas árabes diciendo que, en el 2005, el gobierno de Ariel Sharon retiró a Israel de la Franja de Gaza, incluyendo la veintena de asentamientos de colonos y, para lo único que sirvió esa retirada, dirá, es para que una organización terrorista eche a la ANP masacrando a sus funcionarios e instale un régimen totalitario que ha destruido las ciudades y la costado decenas de miles de vidas por sus reiterados choques contra Israel. Pero quedarse en Gaza sería una pésima decisión.
Teniendo en cuenta todo lo ocurrido desde mucho antes de la retirada ordenada por Sharon, tras aniquilar a Hamas y a Jihad Islámica Palestina, Israel debería colaborar con la Autoridad Nacional Palestina para que conforme un gobierno que reciba todo el apoyo de Israel y de los países árabes para sostenerse en pie, reconstruir las ciudades y mejorar sustancialmente la vida de ese atormentado pueblo.
El camino lógico hacia la transformación de la realidad para que Hamas no vuelva a resurgir, es que el gobierno de Gaza quede en manos de la ANP, cuyo líder en Cisjordania, Mahmoud Abbas, lleva años sufriendo el ninguneo y las humillaciones que le inflige el gobierno de Benjamín Netanyahu y sus socios fundamentalistas en el gobierno.
La tercera parte de esta operación deberá ser exclusivamente política y económica, dejando de lado la prepotencia supremacista con que el gobierno actual de Israel denuesta permanente a la ANP, para reconstruir su autoridad, fortalecerla y dotarla de la ayuda económica para la reconstrucción y de una fuerza multinacional aportada por países árabes, con Egipto y Jordania a la cabeza, para imponer seguridad y luchar contra la formación de células terroristas que quedaran como metástasis aún cuando se haya extirpado la totalidad del tumor.
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Para derrotar totalmente a Hamas y conjurar la influencia de los otros tentáculos de Irán en el Oeste del Oriente Medio, debería reformularse totalmente el tablero político. Netanyahu y sus socios fundamentalistas tendrían que dejar el poder, porque ellos son parte del problema: la destrucción de los acuerdos de paz negociados en Oslo y la fragmentación del territorio cisjordano a través de asentamientos de agresivos colonos fundamentalistas que maltratan a los palestinos para expulsarlos de lo que ellos consideran la Samaria y Judea del Eretz Israel (Israel bíblico).
Hamas fermentará una y mil veces en territorios imposibilitados de encaminarse al desarrollo económico y social. La frustración y humillaciones supuran el odio que alimenta el yihadismo. En esos pantanos degradantes se engendró Hamas, la organización terrorista que, bajo el liderazgo de Ahmed Yassin y Abdelasis Rantasi, perpetró atentados que masacraron a centenares de israelíes en la década del noventa, con las bombas que fabricaba “Al Muhandis” (el ingeniero) Yahya Ayyash. Y más tarde, con el asesoramiento del general iraní Qasem Soleimani, convirtió al Ezedim al Qasem en una milicia potente, siguiendo el modelo del Hizbolá libanés y de las milicias hutis en Yemen.
La guerra militar está en marcha y es posible que la gane Israel. La pregunta es si podrá también ganarle a Hamas y a Irán la guerra política, que es aún más dura y crucial que ésta.