Todo lo que le reprocharon al Kirchnerismo varios de los funcionarios de Macri, con justa razón, hoy lo están repitiendo al pie de la letra en cada uno de sus actos. El abuso de poder, el uso de la cosa pública en beneficio propio y la clara demostración que se sienten con absoluta impunidad para hacerlo están dejando perplejos, a muchos que decidieron votarlos pensando que venían con la intención de cambiar algo desde la ética.
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Que un ministro, nada mas y nada menos que de trabajo, tenga en situación irregular a una empleada y además la insulte y denoste, no se justifica con un pedido de disculpas, ni con el argumento de que el agresor había tenido un mal día.
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En un país serio, probablemente Triaca ya no estaría en el cargo. Pero el hecho de que la haya designado como interventora judicial en representación de un ministerio para que le pague el sueldo, revela un hecho que roza la corrupción y el abuso con el que se administra el poder.
No solo eso, si no que en el mismo sindicato, aparece su cuñado y un abogado muy cercano al ministro, además del hijo de su jardinero. La paradoja es que los designados desembarcaron en un gremio como el SOMU, un símbolo de la corrupción que el Gobierno denunció con el Caballo Suárez a la cabeza que terminó preso.
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Y si lo de Triaca es escandaloso, tambien lo es la protección del Gobierno hacia el ministro, al que le adelantaron las vacaciones para esconderlo. A Macri esto no le saldrá gratis, ya perdió trece puntos de imágen positiva de noviembre a la fecha y a esta cuenta, no lo duden, la paga el Presidente.