Una mezcla de estupor, asombro, sorpresa, y, en algunos casos indignación, cuando se conoció que el gobernador Juan Schiaretti, firmó su propuesta para que la Unicameral, designe a un ignoto Juan Manuel Delgado como el futuro Fiscal General de la Provincia.
Ignoto porque una de las pocas actuaciones que se le conocen en el fuero penal es haber defendido a un señor de apellido Laje, ex yerno del ex gobernador José Manuel de la Sota en una denuncia originada en un reclamo de un crédito otorgado por el BID.
Los fiscales, jueces y camaristas más experimentados de la justicia cordobesa se preguntaban al unísono qué mensaje le está dando a la sociedad el gobernador Schiaretti, en este que es su último período al frente del Poder Ejecutivo, cuando elije a una persona que fue un empleado directo suyo.
En efecto, el Procurador del Tesoro es el funcionario encargado de recuperar los bienes y las acreencias del Estado.
La pregunta que se desprende para cualquier ciudadano es: el perfil de este Fiscal General, con escasísima experiencia penal, será capaz de fijar la necesaria política de persecución penal que reclama la Provincia y que manda la Ley Orgánica del Ministerio Público Fiscal, y, será capaz de instruir a sus subordinados, los fiscales de Instrucción y de Cámara para que persigan todo tipo de delitos, aún -y fundamentalmente- de aquellos que se cometen dentro de la administración pública.
Se ha señalado de un tiempo a esta parte que la Justicia de Córdoba no brilla por su independencia del poder político.
Tantos años de acefalía de la Fiscalía General para terminar designando a alguien que ha visto muy pocos sumarios penales en su trayectoria.
Podrían haber designado a alguno de los fiscales de Instrucción, de algún experimentado fiscal de Cámara, pero se decidieron por alguien que conoce mucho… de derecho bancario y comercial. Es de suponer que no es un afiliado al PJ.
¿Nos podemos preguntar si el doctor Delgado será capaz de controlar, tal como lo señala la Constitución Provincial, al gobernador y a sus ministros?
Y nos seguimos preguntando si es la persona idónea para llevar adelante la valiente tarea de ponerle freno al creciente clima de inseguridad que viven las familias cordobesas, la inocultable crisis que atraviesa la institución policial, el auge del narcomenudeo, el combate a las mafias de todo tipo, incluidas las de origen financiero, la alarmante ola de femicidios, entre otros males que aquejan a la sociedad.
En síntesis, todas las preguntas se resumen en una sola. Este Fiscal General le va a cuidar las espaldas al poder político o se va a poner del lado de los ciudadanos que vienen aplazando a la Justicia en la consideración pública.
Una de las últimas designaciones de Schiaretti fue la de su amigo y compañero de militancia Angulo para ocupar una vocalía en el TSJ.
“Vaya y pase”, dijeron en los pasillos de Tribunales, porque después de todo Angulo venía de una trayectoria sin dobleces. De allí a designar a un casi desconocido Delgado como jefe de todos los fiscales, hay un abismo de diferencias.
“Han copado todo como se preveía”, me dijo uno esos hombres intachables que todavía quedan en Tribunales.
“Manejan a la sala Penal del Tribunal Superior, y también tienen cuadros políticos entre los vocales de ese alto cuero, manejan la Cámara de Acusación, y ni que hablar del fuero Anticorrupción. Por último, manejan a una porción considerable de los fiscales de Capital e Interior".
Ah, y si todo esto fuera poco, con una ley recientemente sancionada, también manejan los reemplazos de los jueces de control.
Cómo es posible que el TSJ no se haya pronunciado con valentía para reclamarle al gobernador que terminara con la acefalía de la Fiscalía General que en esta última ocasión duró casi dos años.
Qué lejos quedó aquella justicia cordobesa que sentaba en el banquillo de los acusados a las mafias que se robaron el ex Banco Social, del Banco de Córdoba, a un ex gobernador, o algunos funcionarios deshonestos y ladrones de los organismos públicos.
Ahora solo queda esperar que la ciudadanía y los políticos de la oposición hagan oír su voz en la audiencia pública que por ley debe convocar la Unicameral cuando se traten el pliego del magister Delgado.