La oscuridad del personaje explica la dimensión de la sospecha sobre su relación con la masacre perpetrada en la Amia.
La razón principal de que esté buscado por Interpol en relación al atentado que ensangrentó a la Argentina en 1994, es que Mohsén Rezai era en ese momento el comandante de Cuerpos de Guardianes de la Revolución Islámica, fuerza militar que depende directamente de la autoridad religiosa de Irán y cuyo brazo de acción en el exterior, la Fuerza Quds, está acusada de manejar el terrorismo internacional que ejecuta Hezbolá.
Sencillamente, es lógico sospechar que, si tenía ese cargo, estaría vinculado a las dos masacres cometidas en Buenos: embajada de Israel en 1992 y Amia en 1994.
La relación entre Irán y la organización libanesa que perpetró atentados terroristas en distintas partes del mundo, habría sido engendrada y desarrollada por Mohsen Rezai, ya que integraba la cúpula de los Guardianes de la Revolución desde principios de la década de 1980.
Esa oscura relación y su vínculo con la masacre en la Amia fue denunciada incluso por uno de los hijos de Rezai. Cuatro años después del atentado, Ahmad Rezaee desertó de Irán, refugiándose en Estados Unidos, donde acusó a su padre y a la teocracia persa de organizar y cometer atentados terroristas internacionales.
Ahmad dijo haber viajado con su padre al Líbano para supervisar el entrenamiento de terroristas de Hezbolá. Posteriormente, el hijo de Rezai volvió a Teherán y se retractó de sus acusaciones. Sin embargo, Ahmad volvió a escapar de Irán, refugiándose en otro estado enemigo del régimen chiita iraní: los Emiratos Árabes Unidos.
+ MIRÁ MÁS: Embajador argentino en un acto junto a un terrorista iraní: la oposición exige explicaciones
En un hotel de Dubai, se produjo su misteriosa muerte. En un principio, se dijo que el hijo del alto dirigente iraní había sido asesinado por una empleada del hotel, o por un agente que había conseguido infiltrarse en el personal del hotel. Posteriormente, la versión oficial de Emiratos Árabes Unidos fue que Ahmed murió por una sobredosis de antidepresivos.
Las dos versiones proyectan oscuridad sobre su padre. Las tribulaciones de Ahmed Rezaee estaban directamente vinculadas a su enfrentamiento con el régimen que encabeza el ayatolá Jamenei, y con su propio padre. Si dos veces desertó de Irán acusando de terrorismo al régimen y a Mohsen Rezai, es posible que, si lo asesinaron, hayan sido agentes al servicio de Irán o al servicio de su propio progenitor. Y si fue una sobredosis de antidepresivos, haya o no querido suicidarse, es posible que su estado emocional tuviera que ver con la tragedia personal que vivía por ser hijo de un alto funcionario, al que consideraba terrorista al servicio de un régimen criminal.
Es posible que el embajador argentino en Nicaragua no supiera que entre los invitados extranjeros a la asunción de Daniel Ortega estaba un alto funcionario iraní acusado de estar vinculado al atentado contra la AMIA. Probablemente, la participación de Mohsen Rezai no estaba oficialmente anunciada para evitar que Interpol se movilice para intentar capturarlo o reclamar que sea entregado por el país anfitrión. Pero lo que el embajador Daniel Capitanich no podía ignorar es que habría representantes de la República Islámica de Irán, porque el régimen persa es de los pocos gobiernos del mundo que tienen un fuerte vínculo con el régimen que impera en Nicaragua.
Sabiendo de ese vínculo entre Teherán y Managua, el diplomático argentino debía estar atento y listo para retirarse de los actos de asunción si quien enviara Irán a la asunción de Ortega figura entre los acusados por la masacre en la Amia.
Ortega ostentó la presencia de Rezai, sin embargo Capitanich siguió presente en los actos, en lugar de marcharse cuestionando públicamente al gobierno nicaragüense haber invitado a un acusado de dos ataques que sumaron más de un centenar de muertos en Argentina.