Una ola de repudios se hizo oír en las últimas horas por las expresiones antisemitas de Tomás Méndez en su programa ADN Periodismo Federal por C5N.
El periodista cordobés acudió a un viejo informe de la televisión italiana para decir al aire irresponsablemente que el origen de la pandemia obedecía a una certera confabulación de los ricos del mundo, que habrían creado en un laboratorio el Covid-19.
“Fue el hombre, no el murciélago”, afirmó. Fue más allá aún: les echó la culpa a los ricos de Estados Unidos, Israel y Europa, y, por si todo esto fuera poco, la emprendió contra Bill Gates como un supuesto financista del origen del coronavirus.
Textual de Méndez: “El virus fue pensado por todos estos garcas, estas mierdas de personas”.
Semejantes falacias, dichas unas tras otras, merecieron repudios no solo de la Daia, que las calificó como una afirmación “imbécil” que solo puede formular un antisemita, sino también de las autoridades del propio canal propiedad de Cristóbal López y Fabián de Souza.
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En un comunicado de la señal C5N, afirmaron que en ese espacio “no existe lugar para expresiones antisemitas, ofensivas o que denosten a sectores de la sociedad o a persona particulares”.
A Méndez no le quedó otra que pedir disculpas al pueblo judío y se sinceró: “Yo sé quién soy como persona, pero podemos tener miles de errores como periodistas, y uno después claramente se arrepiente”.
Antecedentes
En Córdoba también hay mucha gente que sabe quién es Tomás Méndez.
“Alguien que hizo de la extorsión un negocio”, dijo Olga Riutort en su momento. Y yo personalmente puedo dar fe de esa afirmación.
“Alguien que hizo de la extorsión un negocio”, dijo Olga Riutort en su momento. Y yo personalmente puedo dar fe de esa afirmación.
Arma de doble filo las cámaras ocultas de las que Mendez hizo gala de investigador. En especial, hasta que aparecieron aquellos videos (él dice que se los robó un productor infiel) en el despacho del titular de Kolektor, Herman Karsten.
De allí surgieron evidencias de antiéticas maniobras con jugosos canjes publicitarios para no perjudicar el armado presidencial de José Manuel de la Sota, presuntos acuerdos con el actual funcionario provincial Jorge “Zurdo” Montoya para apuntalar su candidatura a intendente, promesas de no sacar en su programa de “investigación” ningún tema sin antes dar participación al jefe policía de entonces.
También sus colegas en los SRT, el multimedio de la Universidad Nacional de Córdoba, repudiaron la falta de respeto y ataque gratuito de Méndez a otros trabajadores de prensa con el único propósito de erigirse en una especie de súper periodista vengador que se arroga el derecho a ser el único que dice la verdad.
Prontuario
Méndez, además, arrastra el triste privilegio de ser uno de los pocos periodistas, sino el único, que tiene tres fallos adversos en la Justicia por las falsedades que dijo en sus programas y que después no pudo probar. Es decir que nunca le permitieron ampararse en la doctrina de la real malicia ni en la libertad de expresión, que consagra nuestra Constitución.
El Tribunal Superior de Justicia lo condenó en una causa que le inició René Fritzler, un productor rural al que había acusado en su programa de Canal 10 de robar campos en La Rinconada y tener allí una pista de aterrizaje clandestina utilizada por narcotraficantes.
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Dos fallos, uno del Tribunal Superior y otro de una Cámara, coincidieron en que los dichos de Méndez fueron falsos.
No solo que Fritzler fue sobreseído por la justicia de Cruz del Eje, sino que, además, su abogado Marcelo Touriño le hizo otra demanda y también en esa causa el Tribunal Superior concluyó que los dichos de Méndez fueron falsos.
Además, Méndez está imputado en la Fiscalía Anticorrupción por defraudación calificada contra las arcas públicas, porque le hizo otorgar una tarjeta Bancor a un informante, “Cuervito” Cáceres, que utilizaba para sus cámaras ocultas, es decir que le pagaba con dinero de todos los cordobeses.
También fue imputado por el juez federal Ricardo Bustos Fierro por cohecho junto al ex jefe de Policía Julio César Suárez, al que le pidió las sábanas telefónicas de su denunciante, el penalista Touriño a cambio de mejorar la imagen del titular de la fuerza.
Además, fue grabado en muy extrañas conversaciones con ejecutivos de empresas y dirigentes de primer nivel, donde se deslizaban transacciones cuanto menos antiéticas.
Por todo eso, quienes eran sus compañeros de trabajo en Canal 10 le marcaron la cancha en aquel comunicado diciéndole que la práctica del periodismo es un proceso complejo que debe tener márgenes y limites que impidan violar posturas éticas y construir verdades falsas.