Me quería morir.
Lo primero que pensé es que me habían borrado los más de treinta mil seguidores que reuní a base de respeto, dignidad, esfuerzo, y toda la cuota de tolerancia que, creo, siempre me caracterizó.
Créanme que como instagramer me sentí en una total desnudez. Pensé: no voy a ser ni el primero ni el último en empezar algo desde abajo. Me dije: en estos tiempos pandémicos casi nadie sale ileso de los avatares y de las incertidumbres que tenemos por delante.
Pero afortunadamente, una vez más, una cuota de suerte se puso de mi lado y pude recuperar mis seguidores.
Enseguida les explico cómo. Antes déjenme compartir con ustedes el paso en falso para que no les ocurra lo mismo.
Por un error, un descuido fatal, me enviaron un mensaje que yo creí podía ser la confirmación de que me otorgaban el tilde azul y después me quisieron extorsionar para que les pagara por la devolución de mi cuenta.
Está demás decir que no entré en esa actitud mafiosa.
Solo quiero pedirles que se cuiden, y protejan sus redes y sus contactos.
En la gran mayoría de los casos, los usuarios caen en engaños y entregan los datos de acceso involuntariamente.
Tal vez haciendo clic en un mail que les llega, replicando una notificación que tiene toda la apariencia de una comunicación de la plataforma pero que en realidad es falsa.
Ahora sí les comparto el link para recuperar una cuenta hackeada. También tengan en cuenta estos consejos de seguridad.
Muchas gracias a todos por las muestras de solidaridad cuando les comenté el incidente. Me comprometo a seguir difundiendo Córdoba, sus emprendedores, la cultura del vino que es mi pasión, y las historias de vida de nos inspiran a seguir creciendo como personas de bien.