Hay unas piedras que están frente a Epec que nunca las tiraron los muchachos de Tosco. Alguna vez fueron del Suquía y alguien las puso en un paredón por si el río se pegaba un crecidón. Pero el río nos dejó crecer. El otro día, un ciruja se despertó de una curda debajo del puente Alvear y se preguntó: "- ¿Y el Abasto a dónde fue?". El ciruja se perdió los circos, los boliches de la bajada, y vio un esqueleto de Concejo que nunca fue.
Los cordobeses tenemos esa nostalgia de los ex. Le decimos ex plaza Vélez Sarsfield a una plaza que se llama Vélez Sarsfield, que supo ser rotonda frente a un colegio ex Olmos y ahora Patio. Como los taxistas que le dicen Junín a la Illia de puro peronistas, nomás. El ciruja se encuentra con el flaco Merezunda que vive en San Jorge y el flaco le cuenta que no durmió. “Dejá, anoche no me dejaron dormir los vecinos. Qué va dormir si se desarmaron un palio en tres porrones”.
Amo a la gente que mide el tiempo en porrones. Los bailes en selecciones. Las eras geológicas de un club esperando el ascenso. Los cordobeses somos esa nostalgia de esperar que una hojita de tipa llegue de la Cañada al mar. La nostalgia de hacerte la chupina y verlo entrar al pool al Sapo Cativa con su sombrero Panamá.
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El curda caminó y se encontró con el oso polar que anda más perdido que Don Abraham en el Chantecler. El oso lo mirá al curda y le dice “y qué querés si en el puente Antártida nunca pudo haber osos polares”. “Callellé”, le dice el curda y lo quiere llevar a la comisaría segunda para denunciar el abandono. El comisario viene de tomar fernet en el bar de la Nora y le dice que lo ayuda si arregla una pelea del oso con Santos Benigno Laciar. Y Laciar le gana por puntos y el Oso lo sube a cocho.
Y la barra de Juan, todos hinchas de Talleres, se asan un lechón para el campeón de los mosca. Comen el lechón en una pensión de la calle Rincón. Falucho mira de abajo el lechón y ve la nube de humo que sube por la calle San Martín hasta llegar a Nueva Córdoba. Parece Noche Buena. Hay olor a lechón en toda la ciudad. Una vieja coqueta de Nueva Córdoba, que tiene un yerno, que es abogado y usa mocasines Doncheff, le mete una demanda a los del asado en la pensión. Llegan del comando radioléctrico. Nadie sabe de Laciar, la barra de Juan se fue al argentino A, y el comisario se hace el gil haciendo adicionales en el Banco Feigin.
El ciruja curda se encontró con un gringo quintero que juega al tute en un cajón y le dice “no hagas trampa, Cachilero”. Al oso lo condenó un Juez amigo del abogado que usa mocasines Doncheff. Pobre oso polar, viniste a parar a una ciudad tan hermosamente rara. Le dieron la cana trepando unas piedras que están frente a Epec cerca del puente Antártida por penales.