El canje de rehenes israelíes por presos palestinos fue, en términos de propaganda política, un éxito de Hamas. A eso se sumó otro éxito de la organización terrorista: los pronunciamientos de Pedro Sánchez en Jerusalén. Hasta tal punto lo dicho por el presidente del gobierno español fue funcional a Hamas, que esa entidad criminal que impera en la Franja de Gaza le envió un agradecimiento público.
Cuando el centenar y medio de excarcelados regresó a Cisjordania, Hamas había montado una espectacular recepción. Son ciento cincuenta familias cisjordanas, más los amigos y allegados, a los que se suman los militantes y adherentes de Hamas, manifestando la alegría de recibir a los propios y expresando agradecimiento ¿A quién? A Hamas. En definitiva, fue la organización terrorista la que posibilitó esas excarcelaciones. Lo trágico es que lo hicieron lanzando un pogromo sanguinario en aldeas agrícolas donde masacró, torturó, violó y secuestró a cientos de israelíes. Y lo paradójico, es que para que esos palestinos cisjordanos fuesen excarcelados, miles de palestinos gazatíes fueron puestos a morir bajo las bombas que está destruyendo las ciudades de la Franja de Gaza.
En rigor, un razonamiento elemental permite visualizar el “éxito político” como otro acontecimiento monstruoso. Liberar un centenar y medio de personas desatando acontecimientos que ya costaron miles de vidas en el pueblo israelí y también en el palestino de la ciudad de Gaza. ¿Cómo festejar que salgan de la cárcel un puñado de palestinos cuando han tenido que morir miles de palestinos para que eso suceda? ¿Qué le están agradeciendo a Hamas los que celebran en Cisjordania?
Todas las posibles respuestas son oscuras. Pero así está planteada esta guerra. Del mismo modo que Vladimir Putin lleva meses usando decenas de miles reclutas rusos como carne de cañón en Ucrania, la organización terrorista que lidera Ismail Haniye desde la opulenta Qatar usa a los civiles gazatíes como víctimas necesarias de los ataques de Israel para ganar la batalla en la dimensión de la opinión pública mundial y tallar un estigma que anatemice al Estado judío.
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Pero en un pueblo como el cisjordano, que va perdiendo su territorio a manos de agresivos colonos israelíes porque se multiplican sus asentamientos, muchos no ven los ríos de sangre palestina con que Hamas riega el estigma sobre la imagen de Israel. Lo que ven es palestinos que “Hamás ha sacado de las cárceles israelíes” y el contraste con la imposibilidad de mostrar resultados que tiene la cada vez más fantasmagórica Autoridad Nacional Palestina, que preside Mahmoud Abbas.
En Israel, sólo las familias de los rehenes liberados tienen derecho a festejar, pero sin nada que agradecerle al gobierno de Netanyahu. Ese gobierno extremista tendrá que explicar por qué Hamás tuvo el camino allanado para realizar una masiva incursión terrestre y contar con tantas horas de territorio liberado para masacrar israelíes.
En cuanto a las palabras de Pedro Sánchez que generaron un choque diplomático entre Israel y España, la pregunta es por qué un gobernante que siempre ha sabido desempeñarse en el escenario europeo, adoptó una posición que no tiene en cuenta el rol de las muertes palestinas bajo las bombas israelíes en la estrategia de Hamas. Si reflexionara al respecto, el líder español entendería por qué, con todos los enfrentamientos habidos desde 2007, los civiles de Gaza no cuentan con refugios antiaéreos ni con buenos sistemas de alarma. Entendería por qué en la misilería que Hamas recibe de Irán, Corea del Norte y otros países, nunca llegan misiles antimisiles, que sirven para disminuir los daños de los bombardeos enemigos.
Por cierto, el mundo debe exigir a Israel que cese los bombardeos por los daños que provoca a la población civil. Debe también exigirle que aporte espacio en su territorio para los campamentos de refugiados de guerra que Egipto y Jordania no quieren recibir. Deben denunciar los incumplimientos de las leyes internacionales de guerra que Israel realice.
Si indiscutible la responsabilidad israelí en la crisis humanitaria que está ocurriendo en Gaza. También es indiscutible que Hamás tiene una responsabilidad aún mayor, porque la tragedia que está viviendo su pueblo es, una vez más, parte de su plan estratégico.
Pero esas exigencias sólo son creíbles y lógicas si van acompañados de repudios a Hamás, por ejecutar una estrategia en la que las muertes y la desolación de los palestinos es su arma contra Israel.