El 1º de noviembre del año pasado tomábamos un cafecito con Betty Olave luego de una entrevista en el marco de la noticia del supuesto hijo de Rodrigo Bueno y las repercusiones (negativas) en el seno de su familia por la película El Potro. Charla va, charla viene, terminamos hablando de los nietos, de ser abuela y esas cosas que como mujer uno empatiza fácilmente con una madre o abuela. Es ahí que “la Betty” sin filtro dice “y está Almita también, la hija del Uli, mirá las fotos, es divina, juega al hockey”.
Nuestra cara de sorpresa con Fido Cuestas, el camarógrafo, fue inconmensurable. “Ya sabrá Ulises cuándo hablar del tema, de a poco la está viendo, yo no puedo darte ninguna foto, ni nada, ni nunca te conté esto”. Betty, ya lo sabemos, es un personaje hermoso que, como decía cariñosamente Rodrigo, “le chifla el moño” y seguramente no dimensionó la noticia que le estaba dando a una periodista.
“Mi vieja no mide a quién le muestra las cosas”, me dijo Ulises hoy y entre risas, cuando le conté la anécdota, después de hacer la entrevista sobre su regreso a los escenarios. Esa información tan sagrada y que involucraba a una menor por supuesto que jamás la hicimos trascender públicamente. Respetamos sus tiempos. Hasta que, finalmente el 6 de marzo Ulises decide compartir con sus seguidores lo que hasta ese día sólo su entorno íntimo conocía. Lo hizo con una foto de Alma recién nacida y una actual, el día de su cumpleaños número 10 años.
Estuvo años sin verla. Hoy está experimentando ese amor inédito, como es el de un padre a una hija. Y se le iluminan los ojos, y se quiere cuidar de los excesos por él pero también por ella y ya piensa a qué bailes la podrá llevar y no quiere perder más tiempo y… y muchos “y” que hablan de un nuevo capítulo en su vida, ansioso por escribirlo.
Cuando le pregunté: “¿Qué te hizo el ´click´ para decidir retomar contacto con ella?” la respuesta fue “mi hermano”. Flavio Bueno, el no famoso, el que tiene su cuenta de Instagram sólo reservada para sus conocidos, el outsider de los escenarios, el Bueno que puede caminar tranquilo por la calle es el que le hizo ver que ahí, en su hija, había amor para dar y recibir. Flavio, que además es padre, parece ver la panorámica de la vida de su hermano con otro ritmo y dar esa palabra justa cuando la necesita, que a veces subido a la ola de la fama es imposible.
Flavio es el del medio de los tres hermanos, el sostén emocional también cuando murió Rodrigo y hoy se convierte en esa figura “aglutinadora” de la familia. “La buena compañía” en medio de las noches oscuras.
+ La nota con Ulises en El Doce: