—¿Pa?
—….
—Papa!
—¿Ah?
—¿Panamá?
—Allá. La caja para agazapar la plata.
—¿Plata lavada?
—Claaaaaa. La pasta, la lana, la tarasca. A parvadas. Parvadas. Tanta plata.
—La lavan… ¿la planchan?
—Naaaa, la apartan, la pasan para la caja, la amasan, la alaban hasta la mañana. Capataz, a la balanza, la carga.
—Clap, clap, clap.
—Sacan la champaña. Las cámaras apagan. La ama manda: basta d’alpargatas.
—¿Malparan?
—Parlás pavadas. Capaz, marchan más allá a la Pampa. Jamás, mal parada. Adaptan la palabra a la pasada. Apartada, la llaman para aplacar la chanchada.
—¿Aclara?
—Nada. Tan parlatana. Tan apta al adaptar plan para ganar.
—¿ganan?
—Ganan. Ganan más plata. A la plata la aman. La chapan, la cargan hasta Panamá. Allá arman marcas fantasmas para lavar la plata.
—¿Acá agravan tasas?.
—Acá pagan, allá zafan. Tan chantas.
—Gran parranda.
—Tal parranda, tan garcas.
—¡A la cana!
—Patrañas. Hablás pavadas.
—¿Jamás pagan?
—No.