Comenzó el juicio por la muerte de Lis Funes, la profesora de música a la que asesinó su ex pareja en el country "La Estanzuela". Este artículo no adelantará condenas porque serán la Cámara 7ma junto a los jurados populares los encargados de dar el veredicto, sino que se propone analizar patrones que se repiten en los imputados.
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En este caso se trata de Elías Lesta, pero es tan solo un ejemplo a los fines de trazar un perfil.
- Asimetría: el varón no ve a la mujer como una par, una compañera, sino que se posiciona desde un plano superior, la mira desde arriba.
- Dominación: la separa de sus vínculos familiares y amistades, se hace “dueño de su vida” marcando los límites (espacio físico) hasta donde ella se puede mover.
- Violencia verbal: “sos poca cosa”, “no vales nada”, “vos no sabes hacer tal cosa”, “no entendés nada”, “qué vas a saber vos sobre tal cosa”.
- Violencia física : no en todo los casos pero en algunas ocasiones, la violencia verbal “pega” más fuerte.
- Violencia moral: la mujer es un objeto al que domina sexual y emocionalmente. La hace llegar al límite constantemente.
- Manipulación: sabe cómo hacerla sentir “culpable” si no cumple con los requerimientos del varón.
- Dominación económica: el aporte económico de la mujer es manejado por el hombre (él administra). Si ella es ama de casa él la subordina dejándole lo justo y necesario para la comida diaria y “controla” sus gastos.
- Comunicación: la mujer no tiene intimidad, las llamadas, fotos, WhatsApp y Facebook pasan por su revisión. A tal punto que si él está en la casa es quien atiende el teléfono celular de ella.
Generalmente, son hombres de baja autoestima que esconden en el poder que ejercen contra la mujer sus propias frustraciones, las proyectan en ellas y si no son correspondidos o son rechazados, matan.
¿Cómo detectarlo?
Son hombres “convincentes” con la palabra, sus celos enfermizos son escondidos bajo la piel de un hombre que te “cuida” las 24 horas. El control se ejerce mediante mensajes diarios que superan lo necesario y lo innecesario.
“Yo te lo resuelvo”: conocen de todas las materias hasta sobre las que no conocen, son “abogados”, “contadores”, te arreglan desde un foquito de luz hasta cosas complejas. Avanzando sobre la autonomía. Hasta la mujer más independiente y profesional cae cautivada por el hombre que “todo lo sabe” hasta perder su libertad de acción.
“Vos no sos nadie sin mi”: la pérdida de identidad es lo más común en este tipo de relaciones. Que llega a ser enfermiza de ambos lados. A tal punto que ella cree que sin él no puede hacer nada con su vida.
Fin de la relación: en la mayoría de los casos que me tocó cronicar (puedo dar ejemplos) el patrón que se repite es que si ellas deciden terminar con la relación, él no lo puede soportar. ¿Nace un criminal? ¿O emerge el subyacente? Habría que ver caso por caso. Lo que sí podemos analizar es la simiosis de su conducta a través del “castigo” que le infiere a la mujer: la venganza hiriendo a sus hijos o el acoso permanente mediante amenazas. “Él” es el único “dueño” de su vida, ella no puede ni debe rehacerla sin él y mucho menos con una nueva pareja porque si se “independiza” el precio es nada menos que una sentencia de muerte.
Termina el Mes de la Mujer con un nuevo femicidio en la provincia: en Despeñaderos, Deolinda Andrea Díaz (32 años) fue asesinada por su pareja, otro efectivo de la Policía que la mató y la arrojó a una pileta de natación. José Adrián Contreras (40) luego se suicidó. Estaban divorciándose.