Si la OTAN no se involucra directamente en el conflicto, Rusia está en condiciones óptimas de imponerse, no solo porque su poderío militar en términos de guerra convencional y en términos nucleares (los ucranianos tuvieron que entregar a Moscú los misiles soviéticos que había en su territorio) es inmensamente superior al ucraniano. También porque Rusia tiene ventajas geoestratégicas sobre Ucrania.
De hecho, Rusia podría invadir simultáneamente por el Este, por el Norte y por el Sur. Desde su territorio puede ingresar por el Este ucraniano, ocupando velozmente la región del Donbás donde se encuentran los proto-estados separatistas de Lugansk y Donestk, donde las milicias pro-rusas del oriente ucraniano procuran independizarse de Kiev.
Simultáneamente al ingreso por la frontera oriental de Ucrania, Rusia puede usar Bielorrusia para invadir ese país por el norte. El déspota que impera en Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, es un vasallo del Kremlin desde que perdió el apoyo de las grandes mayorías y no sobreviviría un minuto si Vladimir Putin le bajara el pulgar. Por eso tropas y divisiones de blindados de Rusia ingresaron a Bielorrusia, desde donde ambos ejército, el ruso y el bielorruso, podrían lanzarse sobre el norte del país vecino. Y Kiev está a pocos kilómetros de la frontera con Bielorrusia. O sea, a las fuerzas invasoras le llevaría pocas horas llegar a la capital del país invadido.
Al mismo tiempo, Rusia puede invadir a Ucrania por el sur, porque en el 2014 ocupó y anexó la Península de Crimea y porque, más al Este, se encuentra el Transdniester, o Transnistria, una porción de Moldavia que desde hace años está bajo control de separatistas pro-rusos que, de facto, mantienen el territorio que se extiende al oriente del río Dniéster separado de la pequeña ex república soviética.
Como en el Transdniéster también hay tropas rusas, a Moscú le sería posible usar ese territorio de la región antiguamente conocida como Besarabia para incursionar en Ucrania desde sus fronteras sur-occidentales.
De tal modo, Rusia domina prácticamente el 80 por ciento de las fronteras ucranianas y un ataque simultáneo desde tantos flancos desbordaría las posibilidades defensivas del ejército local.
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Solo las fronteras occidentales de Ucrania, lindantes con Polonia, Eslovaquia y Rumania, no pueden ser atravesadas por los rusos en una invasión.
Sumar el mayor poderío armamentístico de Rusia a estas ventajas geoestratégicas sobre Ucrania, da como resultado que, de estallar el conflicto, ganaría Rusia. Pero sería de ese modo en tanto y en cuanto no se produzca una intervención directa de la OTAN.
En el caso de que la invasión de Rusia a Ucrania provoque una intervención militar de la alianza atlántica, tanto el resultado del conflicto como los alcances y las consecuencias mundiales que tendría son difíciles de calcular.
En principio, en términos de armamentos y de situación geoestratégica, la ventaja es de la OTAN. Pero un choque entre las superpotencias de Occidente y el gigante euro-asiático sería difícil de mantenerse en términos de guerra convencional. Y en la dimensión de la guerra nuclear, es difícil pensar que pueda haber un vencedor.