El monstruo del Frankestein ruso se ha vuelto contra su creador. La diferencia con el científico de la novela de Mary Shelley, es que el doctor Frankestein ruso es tan monstruoso como su engendro.
La rebelión del Grupo Wagner pone a Rusia al borde del caos. Su avance hacia Moscú podría obligar al ejército ruso a sacar fuerzas de Ucrania para llevarlas a combatir a Rusia, para evitar que los insurrectos derriben el gobierno.
Inicialmente, la rebelión era contra los generales Shoigú y Guerasimov, ministro de Defensa y jefe del Ejército respectivamente. Pero cuando el presidente calificó la rebelión como traición, el Grupo Wagner quedó enfrentado al gobierno de Rusia.
+ MIRÁ MÁS: La sombra de Evo Morales en las protestas de Jujuy
Vladimir Putin engendró a Yevgueny Prigozhin, convirtiéndolo en uno de los llamados “oligarcas” que amasaron sus fortunas a la sombra del Kremlin. Su empresa gastronómica obtuvo el contrato para proveer las viandas del presidente. Y a muchos almuerzos y cenas se los servía él en persona.
Putin supo siempre que su amigo había estado preso por robo y que había vendido panchos en las calles de San Petersburgo, antes de que el presidente ruso decidiera enriquecerlo para incrementar él también su riqueza ilegal. Un método de corrupción típico de las dictaduras tercermundistas y de las democracias débiles, que en Rusia se practica desde los tiempos del zar Iván (el terrible) Vasilievich y es tolerado con resignación por la sociedad.
Pero antes de que le abrieran el autopista hacia la acumulación de riquezas, Prigozhin había tenido una cadena de supermercados y varios restaurantes de primer nivel. Lo que recibió de Putin fue la llave para otra dimensión de negocios. Sus empresas obtuvieron los contratos de comidas y de limpieza en los establecimientos militares, y ese fue el comienzo del camino que desembocó en la creación del Grupo Wagner: una empresa militar privada.
Como en los otros rubros empresariales, la compañía de mercenarios de Yevgueny Prigozhin obtuvo los contratos del Kremlin en el rubro guerras. Recibió fortunas por hacer los trabajos sucios en Siria, donde acompañó a las tropas rusas en la lucha contra las milicias que enfrentaban al régimen de Bashar al Asad.
Sus vínculos en el Kremlin le permitieron obtener contratos con otros regímenes, incursionando por ejemplo en guerras africanas (desde Libia hasta Sudán, pasando por la República Centroafricana), además de proporcionar dispositivos de seguridad a regímenes como el de Venezuela.
En la antesala de la creación de su empresa militar, Prigozhin creó la Agencia de Investigación de Internet, que consistió básicamente en manejar escuadrones de trolls para interferir en procesos electorales. En la elección norteamericana del 2016, los trolls de Prigozhin se sumaron a los escuadrones de hackers con que el Kremlin atacó la campaña de Hillary Clinton para que Donald Trump se convirtiera en presidente de Estados Unidos.
+ MIRÁ MÁS: Joe Biden da nuevas señales de decrepitud
O sea, el “cocinero de Putin” ya jugaba en las grandes ligas cuando creó su empresa privada de guerra. El primer acto mostró una particularidad tan extraña como reveladora: a la empresa la bautizó Grupo Wagner. Y no lo hizo por admirar al gran exponente del romanticismo alemán decimonónico que compuso óperas como El Anillo del Nibelungo, La Valquiria y Tannhauser, sino por lo que ese gigante de la música y de la dramaturgia expresó como ensayista: el nacionalismo exacerbado, antisemita y racista que aportó inspiración al nazismo.
También su obra operística excita el nacionalismo y el supremacismo ario, por lo que Woody Allen dijo, a través de uno de sus personajes, “cuando escucho a Wagner siento deseos de invadir Polonia”.
A ese primer descaro se sumaron otros que aparecieron desembozadamente en Ucrania, donde se contrató al Grupo Wagner para lanzar la guerra encubierta de los separatistas pro rusos en Doniestk y Luhansk en 2014.
Putin negaba que Rusia estuviera interviniendo en ese conflicto y se presentaba como mediador para los acuerdos de Minsk, pero la verdad es que el Kremlin había iniciado la invasión a través de la fuerza de mercenarios, que luego fue contratada para actuar junto al ejército ruso que completó la invasión en febrero del 2022.
El empresario cuyo ejército mercenario asesinaba civiles despiadadamente, además de torturar y ejecutar a enemigos capturados, convirtió la guerra en Ucrania en el escenario donde aparecía frecuentemente resaltando los “logros” de las tropas propias y atacando al generalato ruso.
Prigozhin se convirtió en una “figura estelar”, el “relator” del conflicto. De por sí es extraño el protagonismo desembozado de una fuerza mercenaria. Pero a eso se sumaron las escenificaciones del dueño de esa empresa militar y los cuestionamientos al generalato que terminaron siendo tremendas denuncias contra el ministro de Defensa ruso Serguey Shoigú y el jefe del Ejército Valery Guerasimov.
+ MIRÁ MÁS: La buena noticia del mundo de estos días
En la antesala de la más desopilante de las escenas de esta opereta rusa, el Grupo Wagner se adjudicó la conquista de Bajmut, en la batalla más larga y brutal de esta guerra.
En la escena que está en curso, el hombre que denunciaba al Ministerio de Defensa de no proveerle a Wagner las armas y municiones necesarias para combatir, acusó a las autoridades militares rusas de bombardear sus fuerzas matando a 20 mil de sus mercenarios. A renglón seguido, su ejército privado atravesó la frontera y ocupó la ciudad de Rostov, anunciando su intención de avanzar hacia Moscú para acabar con el ministro Shoigú y tomar el mando militar.
Unos 30 mil mercenarios con vehículos blindados y armamento pesado pueden generar un conflicto en el interior de Rusia. El fantasma de la guerra civil sobrevuela Moscú desde que el monstruo creado por Putin, se volvió contra su creador.