En un ensayo memorable llamado “La miseria recurrente de aquel sofá vienés”, Herman Tertsch explicó de manera magistral la “selección negativa” de los burócratas en el totalitarismo marxista, que “daba poder a los más mediocres y a los que menos escrúpulos tienen”.
En aquel momento, Tertsch era un periodista que se fogueó en muchos medios de comunicación, publicando lúcidos análisis y ocupando corresponsalías de la agencia de noticias EFE y del diario El País. Su padre era un periodista austríaco, también diplomático, que había trabajado en medios de prensa del régimen nazi. Pero en su juventud, Herman Tertsch pasó por las filas del Partido Comunista de Euskadi, en un trayecto político que, finalmente, desembocó en Vox, el partido por el cual ocupa un escaño en el Parlamento Europeo.
Su viaje a la Argentina para apoyar a Javier Milei lo mostró en el bunker de campaña del candidato de La Libertad Avanza (LLA).
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No fue una novedad el apoyo de Vox. El año pasado, Milei viajó a España para acompañar a Vox en las celebraciones que realizó en Madrid. Lo revelador es el apoyo a Milei de un partido que expresa, aunque implícitamente, el falangismo, que es el ultranacionalismo, la ideología de José Antonio Primo de Rivera que abrazó la dictadura de Franco. Vox es, esencialmente, un partido ultraconservador.
También es revelador que en el bunker de Milei, la noche del domingo electoral, estuviera Eduardo Bolsonaro, acompañado de varios dirigentes de partidos ultra-liberales y de la derecha evangélica.
Como su hermano Flavio, el diputado Eduardo Bolsonaro es un heredero de la incontinencia barbárica y gestual de su padre, el expresidente Jair Bolsonaro.
Ese clan familiar expresa una derecha extrema de Brasil, cercana a escuadrones de la muerte como el que cometió el asesinato de la socióloga feminista Marielle Franco. El extremismo del clan se mostró durante todo el gobierno de Jair Bolsonaro y su peligrosidad fue confirmada por la asonada golpista de la turba multitudinaria que, tras acampar durante semanas frente a cuarteles de Brasilia para reclamar a los militares que den un golpe de Estado contra el presidente Lula da Silva, asaltó los edificios de los poderes Legislativo y Judicial, en una réplica del asalto al Capitolio con que Trump intentó destruir el proceso electoral que perdió con Joe Biden.
Vox no es el centroderechista Partido Popular, sino la derecha extrema en España, del mismo modo que el clan Bolsonaro no expresa a la centroderecha brasileña que tiene líderes respetadísimos como José Serra y Geraldo Alckmin, y auténticos próceres políticos como Tancredo Neves y Fernando Henrique Cardoso.
De esos espacios centristas y claramente democráticos, no hubo visitantes en el bunker de Javier Milei.