Me imagino al Maestro Tabárez arengando a sus uruguayos en el vestuario: “Ustedes, Godin y Giménez, saquen todo lo que caiga en el área, ustedes, Torreira y Nández, corran a todo el que pase cerca, y ustedes, Suárez y Cavani, aguanten todo lo que les venga, y si pueden métanle al arco nomás”. Fin de la charla. Y entonces van Godin, Suárez y compañía y hacen eso y Uruguay gana y está en cuartos. Sabe los recursos que tiene, sabe que no le alcanza para jugar lindo a la pelota y no se avergüenzan de tirarla para arriba, sabe que tiene cuatro tanques, dos arriba y dos abajo, y hace jugar al equipo alrededor de eso. Juegan bien. No van a ganar jamás un premio estético, pero jugar bien es hacer lo mejor que se puede con lo que se tiene.
Sampaoli no debe tener idea de la utilización de recursos escasos (en su libro dice que estudiar lo aburre). Tiene defensores y mediocampistas de contención que son viejos y lentos, enfrenta a un equipo de jóvenes veloces y juega al control de pelota con intérpretes que no la controlan, que la pierden y le regala a Francia cincuenta metros de la cancha para que corran como en la sabana. Está dicho en el comentario previo. Argentina debió haber hecho lo que hizo Francia, porque no tiene recursos para intentar otra cosa. Argentina debió esperar y salir de contra. No era mala la idea de Pavón/Di María/Messi, los tres más rápidos que tenemos, pero era para salir de contra, Sampaoli, no para intentar un control de pelota con gambeta y centro a la olla cuando ni siquiera tenés un 9 que capitalice.
Dijimos que si no jugaba como jugó Sabella contra Alemania, los marcadores nuestros se iban a cansar de verles el número a Mbappé y compañía. Y así fue. Conceptualmente nos pintaron la cara y claro que hubiese sido mucho más lógico un 4 a 2 que el mezquino resultado final gracias al lindo gol del Kun.
Y el análisis debería terminar acá y remitirme a todo lo dicho en la previa, porque el partido se dio tal cual. Un técnico dúctil que entiende de recursos propios y ajenos, contra un obstinado que no estudia y le da lo mismo que Mascherano no pueda ni empezar a correr al lado de Pogba.
Ocurre que apenas empezado el segundo tiempo nos encontramos con un gol de casualidad, ¡¡¡con Mercado de 9!!!, y teníamos el partido 2-1. Extrañamos a Bilardo, a Bianchi. Sampaoli querido, es un Mundial, etapa de eliminación simple, el que gana sigue, el que pierde queda afuera, cerrá el partido, poné lo que mejor tengas para marcar, dejalos a Pavón y Messi que se las arreglen solos y que los franceses dejen de correr de una vez por todas. “Cruzale dos colectivos al frente del arco”, le escuché decir a mi hijo cuando hizo el gol Mercado. No teníamos otra. Había que ser práctico y dejar de tararear el Jijiji.
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Habrá pensado en una victoria épica el ricotero. Y se comió un baile que pudo (y debió) haber terminado en una goleada histórica. El segundo y el tercer gol fueron conceptualmente calcados. Pelota a espaldas de Mercado, centro atrás, gol. Distintos, por cierto, el empate fue un golazo a lo Nelinho después de una pelota rebotada y el tercero con algo de infortunio y mucho de lentitud exasperante de la defensa. Pero tácticamente fueron dos goles iguales. En fin, eso puede saberlo Deschamps, porque Sampaoli no prepara los partidos, improvisa. Es todo un artista.
UNO POR UNO
Armani (4) y un tres también le iría. No atajó una. Cinco al arco, cuatro goles y un travesaño. El tercero con bastante responsabilidad personal y en el penal volvió a tirarse media hora antes para que el pateador de turno apenas la coloque suave al otro lado. Mercado (4) y le cabría otro tres de no ser por el gol carambolesco que hizo. Está dicho que por su costado llegó la resurrección francesa después del 2-1. Otamendi (4), sacó algunas, empujó un poco en el área rival pero los franceses se llevaban a la rastra la defensa cada vez que aceleraban. Rojo (3), como si quisiera vengarse de su muy buen partido anterior, fue un desastre, lo pasaron siempre y fue el responsable principal (no el único) de que Francia saliera ganando del vestuario. Fazio otro (3), no dio pie con bola y casi regala un gol. Tagliafico (4), la verdad no sé a qué jugó Tagliafico, ni si estuvo en la cancha; marcar no marcó, proyectarse no se proyectó, en fin, va un cuatro porque no lo vi jugar.
Enzo Pérez (3) y dos también. No paró a nadie, ni por su sector ni por ningún otro y se fue cansado, quiere decir que todo lo que corrió fue al vicio. Ya estaba jugando mal en River, es inexplicable su convocatoria y más aún su titularidad. Mascherano (5), le compete que Francia pasaba sin peaje por la mitad de la cancha, pero su vergüenza deportiva lo llevó a sacrificios generosos y varios quites para acomodarle la tarjeta. Banega (3), otro que no jugó, tal cual está dicho en el comentario previo, bastó que el equipo técnico francés mirara el partido contra Nigeria para que el “mejor socio de Messi” no supiera qué hacer con la pelota cuando la conseguía.
Messi (5), es cierto que si lo comparamos con lo que él es capaz de hacer, merecería un cuatro, pero metió dos asistencias (una sin querer) para dos de los tres goles argentinos y cada vez que tomó contacto con la pelota dejó un sello distintivo, con pases incisivos, panorama amplio. Incluso me iba a animar a un seis pero Argentina perdió mal y no sonaría políticamente correcto. Di María (6), estaba jugando mal de nuevo, pero hizo un golazo y en el arranque del segundo tiempo la jugada que determinó el tiro libre previo al gol de Mercado. Pavón (4). Corrió mucho, la mayoría de las veces sin ton ni son. Encaró un par de veces sin resultado. Meza (3), tendrá futuro pero hoy no tiene el nivel que requiere jugar un Mundial con una camiseta campeona dos veces. Agüero (5), hizo un lindo gol. Inentendible que no haya sido siempre titular.
EL FUTURO
Supongo que se irá Sampaoli y detrás Tapia y detrás Angelici y detrás Moyano. Si eso no ocurre así es porque no aprendimos nada. Demasiado que pasamos la ronda clasificatoria, cosa inmerecida para una asociación cuyo presidente es hijo de un fraude electoral que fue público.
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Supongo que los dirigentes serios que van a venir reconstruirán el inmenso trabajo de juveniles que alguna vez se hizo, y que al frente de la selección mayor pondrán un técnico trabajador, estudioso y con el carácter suficiente para bancarse la constelación de estrellas y no andar cambiando de dirección al mínimo soplo del viento.
De todos modos, esta derrota frustrante que pone fin a una generación, no debería opacar los méritos de estos muchachos, que ganaron dos mundiales juveniles, la medalla de oro olímpica, perdieron por penales dos finales de copa América y en tiempo de descuento la final de un Mundial. No es poco. Para este torneo varios deberían haber tenido la grandeza de hacerse a un lado y darle paso a la sangre nueva, pero que eso no empañe lo que nos han dado todos estos años.
Salud.