Al menos un par de motivos tengo para estar contento con la publicación de los 100 mejores vinos del mundo por parte del prestigioso James Suckling, listado dónde aparecen media docena de etiquetas de nuestro país.
Primer motivo: Argentina tiene con qué destacarse en el mundo del vino, y no solo porque es la cuna del Malbec. El primero que aparece en el top 100 es un Chardonnay. Proviene del viñedo Adrianna de la Bodega Catena Zapata.
Anoten el terroir (terruño) de dónde proviene esa joya: Gualtallary, considerado el primer Gran Cru de Sudamérica. Hoy se está hablando más de esa región que de la vedette de los últimos tiempos: Valle de Uco.
Segundo motivo: el placer personal de haber probado, al menos una vez en mi vida, el vino que salió en el primer lugar del Top 100. El Alma Viva, de la bodega chilena Concha y Toro. A tal punto que cuando en las entrevistas me preguntan “recordás algún vino que te haya deslumbrado?”, menciono siempre este extraordinario ejemplar trasandino.
Gualtallary aparece de nuevo en el lugar 25º con el Cabernet Franc Gran Enemigo 2013, la segunda etiqueta argentina que se destaca entre las 100 mejores del mundo. El padre de la criatura es Alejandro Vigil, al que algunos apodan el “Messi” de los vinos.
El tercero, puesto número 26, es un Malbec de Viña Cobos, del terruño Chañares, y en el puesto 28 el Iscay Trapiche Syrah/Viognier. El Piedra Negra Chacayes de Valle de Uco está 59º y el sexto mejor vino de Argentina es el Malbec Terrazas Las Compuertas/Los Cerezos en el puesto 70.
Síntesis: si ven en una etiqueta estas palabras: Catena Zapata, Terrazas, Iscay, Gualtallary, Chacayes y Las Compuertas, no duden, atesoren algún ejemplar y a compartirlo con los grandes momentos que se nos cruzan en la vida.