El miedo y la prevención ante el coronavirus arrasó con una de las frases que marcó a fuego la cultura de la humanidad: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”.
Este mandato bíblico también está en cuarentena. Un alto porcentaje de las personas en el mundo no pueden trabajar, incluso aunque tenga computadora y conexión a internet.
Sólo hay un grupo de ocupaciones exceptuadas: médicos, enfermeros, policías, periodistas, choferes de colectivo, personal vinculado a la alimentación y no muchas más.
Pero si sos “naranjita”, o sea cuidador de autos, entrás en las generales de la ley con algunas complicaciones extras.
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Esteban Orona eligió ganar el pan con el sudor de su frente. Se presentó a trabajar en la plaza de Alta Córdoba y lo detuvieron.
Su rutina laboral incumple el Decreto de Necesidad y Urgencia 297/2020 que establece el aislamiento social, preventivo y obligatorio y se convirtió en el detenido 11.233 en la Provincia de Córdoba.
Después de tres horas de cumplir el proceso policial, firmó en la dependencia judicial su conformidad: “Reconozco que estoy bien detenido, pero...”
Ni bien recuperó su libertad dijo dos frases más: “Me trataron como un delincuente, ni agua me dieron” y “salí a trabajar porque hace un mes que no como”.
Sus quejas atravesaron el filtro del barbijo y se viralizaron en vivo y en directo por la pantalla de Telenoche.
Esteban atacó, sin piedad, a economistas, políticos, a quienes deben custodiar el bien común. En definitiva, a los que él considera un sistema social injusto. Lo hizo simplemente contando su verdad.
Esteban se fue con la constancia de infractor en sus manos. Quiere ganarse el pan con el sudor de su frente, pero no puede. Y, según él, tampoco tiene pan.
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