El agua de la canilla es la mejor opción por varios motivos. Acá te dejamos cinco:
1. Supera los más estrictos controles y análisis de calidad
¿Sabías que antes de llegar a casa le realizan cerca de cuatro mil análisis mensuales? Los mismos, se basan en 80 parámetros de control químicos, físicos, bacteriológicos y biológicos que se desarrollan durante todo el proceso de potabilización y en la red de distribución.
2. ¡Llega a tu casa en muy pocas horas!
El agua de la canilla recorre el más rápido circuito desde que se produce en las plantas potabilizadoras hasta que llega a los diferentes hogares. Esto hace posible que pueda ser consumida en el mismo día, a diferencia de la envasada que además produce residuos contaminantes.
3. Tiene desinfección con poder residual
Gracias a que contiene cloro en dosis mínimas, medidas y aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se anula la presencia de bacterias y se aseguran las condiciones más óptimas de calidad y potabilidad del agua en todo el sistema de distribución.
4. Es la bebida más económica y de fácil acceso
¡El agua sólo está a una canilla de distancia! No es necesario filtrarla ni realizarle tratamientos adicionales.
5. La pueden consumir todos los integrantes de la familia
No importa la edad, el agua de la canilla superó los procesos más rigurosos para responder a normas nacionales e internacionales que le permiten ser potable y apta para el consumo de todos.
Agua y salud bajo control
Además de poseer numerosos beneficios que la posicionan como la mejor alternativa a la hora de hidratarse, el agua debe ser cuidada mediante un consumo responsable y a través del mantenimiento del tanque de reserva que tenemos en casa.
Te recomendamos limpiarlo por lo menos una vez al año para tener la tranquilidad de conservar la calidad del recurso y resguardar la salud de todas las personas que lo consumen. Para hacerlo, podés seguir todos los pasos acá.
Otro dato: para producir una botella de un litro, se necesitan 162 gramos de petróleo y cuatro litros de agua. Esto genera más de 100 gramos de dióxido de carbono por cada botella vacía y demora alrededor de 700 años en descomponerse.
Tomar agua de la canilla es la opción más sana, segura y sustentable. El agua nos une, el futuro también.