El papa Francisco recibió este lunes a las 8 (hora argentina) a Victoria Villarruel, quien está instalada en Roma desde hace unos días. El encuentro, que duró alrededor de una hora, se desarrolló en la biblioteca del apartamento pontificio en la Segunda Logia, donde generalmente se realizan las audiencias.
La vicepresidenta asistió a su primer encuentro con el Papa en el Vaticano vestida completamente de negro y tocada con una mantilla de encaje. Se saludaron un beso y luego se dio un particular ida y vuelta.
“Estoy muy bien, todavía vivo... y usted, ¿sobrevive?”, dijo el Sumo Pontífice cuando Villarruel le preguntó cómo estaba. A lo que ella respondió: “Yo también”, antes de mostrar su “alegría por verle parado”, ya que Francisco no usó la silla de ruedas que usa habitualmente por sus problemas de movilidad.
+ MIRÁ MÁS: Milei: “La Universidad Pública no le sirve a nadie más que a los hijos de los ricos y de clase media alta”
Acto seguido comenzó la audiencia con agenda abierta. “Fue una charla larga en un clima muy cordial, se habló de los problemas del país y el Papa escuchó atentamente los diversos temas que ella le planteó”, indicaron fuentes del Vaticano a La Nación.
Y agregaron: “Francisco se mostró contento con el encuentro y agradecido con la visita y el presente que Villarruel le llevó especialmente desde la Argentina: una estatua de un caballo con su potrillo. Además, ella le obsequió un dulce español y él le entregó un Rosario bendecido junto a otros presentes”.
La vicepresidenta de la Nación subió un video en sus redes sociales después del encuentro con el Papa. “Audiencia con el Santo Padre, hoy en la ciudad del Vaticano. ¡Gracias Santo Padre por sus palabras, consejos y por tener siempre presente a nuestra amada Argentina!”, escribió en Twitter.
El mensaje cuenta con varios fragmentos como resumen de la audiencia. Francisco le agradeció la visita a Villarruel y le pidió “no perder el sentido del humor”.
“No, no, rezo por usted, pero usted rece por mí. Hasta luego, papa Francisco”, fueron las palabras finales de la titular del Senado antes de salir de la biblioteca del apartamento pontificio.