La fuga de 17 presos de una comisaría provocó un escándalo este martes en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Tal es así que horas después de conocerse la noticia, el jefe y el subjefe de la Policía fueron echados de sus cargos.
Los detenidos escaparon durante la madrugada de la dependencia ubicada en el barrio de Liniers. Lo hicieron a través de un boquete de unos 30 centímetros de diámetro en una pared que separa los calabozos de un patio interno.
Los prófugos son 11 argentinos y seis de nacionalidad chilena. La Policía porteña montó un megaoperativo para dar con ellos pero hasta ahora solo uno pudo ser recapturado.
En medio del revuelo y el procedimiento para encontrar a los presos fugados, el Gobierno de Jorge Macri echó al jefe de la Policía de la Ciudad, Pablo Kisch, quien había asumido su cargo en mayo, y al subjefe, Jorge Azzolina.
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Así lo anuncio en conferencia de prensa Waldo Wolff, el ministro de Seguridad porteño. “No vamos a permitir ni incapacidad ni connivencia. No se pueden fugar 17 personas sin que los vea nadie, haciendo un boquete o como sea. Hay que hacer profundos cambios en la policía y los estamos haciendo”, expresó este martes al mediodía.
“Están trabajando todas las divisiones en la búsqueda de los detenidos, también en conjunto con el Ministerio de la Nación a cargo de Patricia Bullrich”, agregó el funcionario respecto al operativo de búsqueda de los prófugos.
Con la salida de Kisch, ahora la jefatura de la Policía de la Ciudad quedó en manos de Diego Ariel Casalo, quien estaba a cargo de la Superintendencia de Pacificación de Barrios. Mientras que la nueva subjefa es Carla Mangiameli, quien venía de dirigir el área de Desempeño profesional y antes estuvo a cargo del Departamento de Investigaciones Administrativas.