La Iglesia Católica de Córdoba cuestionó la inminente reforma del Código de Convivencia provincial a través de un documento difundido por la Arquidiócesis local en el que puso reparos sobre cuestiones sociales que atraviesan la iniciativa.
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En la reflexión, firmada por la Pastoral Social y la Vicaría de los Pobres, se plantea si el fin de año es el momento adecuado para debatir sobre el tema, remarcando “el apuro con el que se ha planteado la temática, que no se corresponde con la gravedad del problema”.
Al referirse a los naranjitas y limpiavidrios, el documento reconoce que existen excesos, extorsiones y delitos, pero también enfatiza en que estos trabajos informales representan la única forma de subsistencia, además de realizarlos con “responsabilidad y buen trato”.
Luego, el comunicado da cuenta de los siguientes cuestionamientos:
- ¿Qué oportunidades les vamos a ofrecer a trabajadores que nadie reconoce?
- ¿Qué hacemos con quienes hoy trabajan en la calle mientras se capacitan o buscan un trabajo digno?
- ¿No podemos encontrar alternativas ordenadas, basadas en el respeto y la responsabilidad?
- ¿Cómo abordamos de manera integral las problemáticas de las adicciones y la falta de vivienda?
- ¿Logramos insertar o reinsertar aquienes tienen procesos legales?
- ¿No generamos bronca cuando se detiene por “portación de rostro” o cuando se criminaliza a los que van en moto porque no tienen otro medio para ir a trabajar?
- ¿De verdad se cree que quienes se amparan en el trabajo de naranjitas o limpiavidrios para delinquir o consumir drogas van a dejar de hacerlo solo por recibir multas, días de cárcel o trabajos comunitarios?
- ¿Se cree que estas medidas realmente ayudarán a encauzar situaciones problemáticas o se las impulsa simplemente para tapar el problema?
Por último, el texto trae a colación una visita del Papa Juan Pablo II a la ciudad de Santo Domingo en República Dominicana. "El viernes pasado, nuestro Arzobispo, Ángel Rossi, en el marco de la presentación del libro Nadie se salva solo, sobre el abordaje de las adicciones, compartió una experiencia vivida durante una visita del fallecido Papa San Juan Pablo II a la ciudad de Santo Domingo, en República Dominicana, donde pudo ver el llamado ‘muro de la vergüenza’, construido para tapar a los sectores más pobres", explica el pasaje del texto.
Y continúa: “Este testimonio nos interpela profundamente: no se trata de esconder la pobreza, sino de generar trabajo registrado, promover la inclusión y brindar oportunidades reales para ir derribando esos muros. Ante problemáticas tan complejas no existen soluciones mágicas. Es necesaria una construcción colectiva, donde el verdadero diálogo sea el protagonista”, concluye el comunicado.



