La imágenes preocuparon a Alberto Fernández. Horas antes de que abrieran los bancos en todo el país, ya se advertía una situación caótica, con largas colas de gente que intentaba cobrar en la reapertura de atención al público tras dos semanas de cierre por aislamiento. Miles de jubilados, pensionados, acompañantes, mujeres y niños esperaban para cobrar sus jubilaciones, la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros beneficios sociales.
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Cerca de las 8, el presidente se comunicó con Miguel Pesce, titular del Banco Central, y le hizo saber todo su enojo por lo que estaba sucediendo. Según informaron en Infobae, el presidente no es de insultar, pero en Olivos juran que estaba “con un nivel de calentura” nunca visto. Pesce cortó la comunicación y se puso a redactar una resolución que ordenaba la apertura de los bancos durante este fin de semana.
Quien también tuvo la reprobación del mandatario nacional fue Sergio Palazzo, secretario general de la Asociación Bancaria. Recibió el llamado de Pesce, quien le comunicó que los bancos abrirían sábado y domingo. Alberto Fernández culpó a Palazzo por el maltrato a los jubilados, pensionados y beneficiarios de los planes sociales que pasaron la noche sin dormir frente a la puerta de las entidades bancarias.
Pero desde la mirada presidencial, el mayor responsable político y administrativo de lo que sucedió es otra persona: Alejandro Vanoli, titular de la Anses. Ya se sabía que más de 11 millones de personas se habían inscripto para cobrar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), y Vanoli hizo muy poco para resolver una crisis que estaba anunciada.