A una semana de que se cumplan 36 años del comienzo de la Guerra de Malvinas, familiares de caídos pudieron despedirlos por primera vez frente a sus tumbas. Son 90 soldados que dejaron de ser "solo conocidos por Dios", ya que fueron identificados por la Cruz Roja el año pasado.
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214 parientes de los combatientes, acompañados de funcionarios y periodistas, viajaron hasta el cementerio de Darwin para rendirles homenaje. Abrazaron las tumbas, lloraron, rezaron y se desahogaron después de tantos años sin respuestas.
El viaje fue organizado por la Secretaría de Derechos Humanos, cuyo titular, Claudio Avruj, también participó de la ceremonia religiosa y similar. "Desde el Estado estamos dando un paso gigantesco para saldar una deuda con los familiares", sostuvo Avruj.
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El monseñor Enrique Seguí, arzobispo auxiliar de Buenos Aires, encabezó el homenaje religioso. En su discurso, destacó la importancia de la "unidad y la paz" y, parafraseando al Papa Francisco, llamó a "trabajar por la cultura del encuentro, sin odios ni guerras".
"Ahora sé dónde está. El corazón me latía a mil, me voy con la satisfacción de haber conversado con él. Fue un encuentro lleno de amor y paz", contó a los medios presentes Dalal Massad, mamá de un soldado que murió en combate.