Julio De Vido lleva tres noches entre rejas en el Hospital Penitenciario de la cárcel de Ezeiza luego de quedarse sin fueros y ser detenido el miércoles por corrupción.
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El sábado y domingo será el primer fin de semana que pasará encerrado en un penal. Mientras esperan los resultados del estudio médico para conocer su estado de salud, las autoridades evalúan dónde quedará alojado definitivamente. Sus abogados solicitaron prisión domiciliaria, medida que está bajo evaluación.
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Por su problema de diabetes, uno de sus defensores le anunció al juez que “es insulinodependiente y de modo intenso”, por lo que tiene que inyectarse entre dos y ocho veces al día.
Desde que los especialistas le hicieron los chequeos, el exministro más poderoso del kirchnerismo se mostró deprimido. “Aún está en shock, estresado por la situación”, aseguraron fuentes del entorno a Clarín.
Además, sus allegados indicaron que en estas noches le costó conciliar el sueño, no está comiendo mucho y sigue estresado por su condición de detenido.
Ya recibió la visita de su esposa, Alessandra Laly Minnicelli, quien le llevó una muda de ropa. Pero desde que quedó privado de la libertad, nunca más habló con sus hijos, de quienes se despidió antes de entregarse.
El próximo miércoles, Julio De Vido volverá a los tribunales de Comodoro Py para la tercera audiencia del juicio por la tragedia de Once. Está acusado de estrago culposo agravado por muerte.