Con la mayoría de las jubilaciones flotando sobre la línea de la pobreza y una inflación incontenible, el gobierno nacional anunció un bono de 6 mil pesos para aquellos pasivos que cobran entre 32 y 38 mil pesos.
La argumentación es que el suplemento está destinado a paliar los efectos de la pérdida del poder adquisitivo de jubilaciones y pensiones.
El último bono que se le dió a los jubilados que están en esa franja de ingresos fue en diciembre de 2021 y fue de 8 mil pesos. Es decir, que con mayor inflación después del trimestre de 2022, el adicional es menor.
Estos seis mil pesos implican la posibilidad de comprar un puñado de productos de la canasta básica.
Si solo el jubilado lo destinase a comprar carne, podría adquirir cinco kilos o menos de carne, según el corte. O 10 pollos.
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Si el adicional fuese únicamente para comprar pan, le alcanzaría para 600 gramos por día.
Para el caso que lo quisiera destinar a algo recreativo, le serviría para un par de plateas para un partido de fútbol.
En indumentaria puede hacer muy poco con el bono. Dos pares de zapatilla de lona de segundas marcas.
Si se toman como referencia las canastas alimentarias básicas, que tienen productos más que elementales para la subsistencia, con el bono se pueden comprar un quinto de esos productos.
Es tan básica esa canasta de referencia que por mes se calcula 30 gramos de café, 600 gramos de yerba y menos de un litro de leche, por tomar sólo unos pocos productos de muestra.
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