No fue un programa más de Los 8 Escalones. La noche del martes podría catalogarse como la “velada paranormal” del programa de Guido Kaczka debido a dos personajes que llevaron la imaginación hacia el campo del “más allá”.
En primer lugar se presentó David, un hombre de 45 años que trabaja como sepulturero en el cementerio de Olivos. “Mejor no entrar”, advirtió el concursante y automáticamente Cale Ruggeri le consultó si le había pasado algo fuera de lo común.
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Para desazón de los presentes, el laburante negó haber visto fantasmas, espíritus o muertos vivientes. No obstante, había espacio para una historia relacionada a lo esotérico, al misterio, a la vida de otros planos.
Cuando Clara, otra participante, estaba a punto de jugar, el conductor reveló que en su casa de Pilar había fantasmas. “Es mi mamá la que los ve”, dijo la joven y apunto contra una mujer de la tribuna. La señalada negó que hubiera pero admitió que en un momento fueron un problema en la vivienda.
Desde lejos, el presentador iba adivinando las mímicas de la madre de la chica, a medida que se iba acercando. “Hubo pero ‘limpiaron’ la casa”, razonó Guido. Luego, la mujer explicó cómo se dio cuenta de las presencias en el domicilio: “La perra se dio cuenta. Había un círculo en el césped, que no era por el riego, y le tirabas la pelota a la perra y ella no quería pasar por ahí, lo esquivaba”.
Y agregó: “Había otras cositas raras y cuando vino una señora con un humito no volvimos a tener más problemas”. Creer o reventar en la primera (¿y última?) edición de “Los 8 Escalones Paranormal”.